“Zona Bananera vive bajo el miedo”: Rafael Noya promete devolverle la seguridad a un municipio sitiado por el crimen



El candidato a la Gobernación del Magdalena, Rafael Noya, recorrió los corregimientos más golpeados por la violencia en Zona Bananera, donde la extorsión, los homicidios y los paros armados han convertido al municipio en un territorio silenciado por el miedo. Propone un plan de choque, más pie de fuerza y mediación directa con el Gobierno Nacional para frenar la ola de terror.


La Zona Bananera, símbolo de progreso agrícola y motor económico del Magdalena, hoy se encuentra atrapada entre la extorsión, los homicidios y el miedo. Los comerciantes bajan las rejas antes del anochecer, los campesinos evitan salir a sus fincas, y los corregimientos se vacían cuando corren los rumores de un nuevo paro armado.

Esa realidad la vivió de frente el candidato a la Gobernación del Magdalena, Rafael Noya, durante su reciente visita a este municipio del norte del departamento. En medio del recorrido, los habitantes le contaron lo que se vive a diario: amenazas, cobros ilegales, balaceras y un Estado ausente.

“Esto ya no es vida, uno no sabe quién manda ni a quién acudir”, le dijo una comerciante de Guacamayal que tuvo que cerrar su negocio por miedo a las represalias.

Las propuestas de seguridad de Noya

Noya escuchó cada historia con la preocupación de quien entiende que la seguridad es hoy la herida más profunda del Magdalena. En respuesta, anunció la creación de un plan de choque de seguridad que busca devolverle la tranquilidad a las familias, campesinos y empresarios zoneros.

El candidato explicó que, de llegar a la Gobernación, liderará personalmente la mediación entre el Gobierno Nacional y los grupos armados que operan en la región, con el fin de abrir espacios de diálogo que permitan reducir los hechos violentos.

“No podemos quedarnos cruzados de brazos mientras los delincuentes imponen su ley. La paz territorial se construye con presencia, inversión y decisiones valientes”, afirmó.

Entre las medidas concretas, Noya propuso la construcción de una estación de Policía, el aumento del pie de fuerza y la implementación de tecnología de vigilancia con drones y cámaras de seguridad.

“No quedará ni un solo peso sin invertir en seguridad. Como gobernador me comprometeré a que cada recurso destinado a este fin tenga un uso real y transparente”, aseguró.

El compromiso, dijo, no solo es con la seguridad física sino también con la dignidad de las comunidades que, por años, han visto cómo el miedo les arrebata el desarrollo.

“Si logramos devolver la confianza, la Zona Bananera volverá a ser el corazón productivo del Magdalena”, agregó.

Durante su recorrido por Sevilla, Río Frío y Orihueca, Noya también escuchó reclamos por la falta de servicios básicos, desempleo y abandono estatal. En respuesta, habló de inversiones en salud, educación, acueducto y programas sociales como parte de una estrategia integral para reconstruir el tejido social.

“Recuperar la seguridad es apenas el primer paso. Sin oportunidades, el miedo siempre volverá”, puntualizó.

Mientras tanto, los pobladores siguen esperando acciones concretas. “Cada vez que hay un paro armado, nos quedamos encerrados, sin poder vender ni trabajar. Lo que necesitamos es que alguien nos devuelva la tranquilidad”, expresó un agricultor de Orihueca.

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La crisis de seguridad en la Zona Bananera sigue siendo uno de los mayores desafíos del Magdalena. Los paros armados, las extorsiones y los asesinatos selectivos tienen a la región sumida en una tensión constante.


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