La popularidad del programa La Casa de los Famosos ha generado un fenómeno inusual: al menos 10 bebés fueron registrados con el nombre “Altafulla” en municipios de la región Caribe en la última semana. El apellido de un concursante se convirtió, literalmente, en una nueva tendencia.

El impacto del entretenimiento en la vida cotidiana de los colombianos acaba de cruzar una nueva frontera: la del registro civil. En los últimos siete días, al menos 10 recién nacidos han sido inscritos con el nombre “Altafulla” en diferentes municipios de la región Caribe, según confirmó la Registraduría Nacional del Estado Civil.

El nombre no corresponde a un personaje histórico, un santo ni mucho menos a un término habitual en los libros de nombres para bebés. Se trata del apellido de Andrés Altafulla, uno de los participantes más carismáticos y mediáticos del reality La Casa de los Famosos, que ha generado una auténtica ola de fanatismo en distintas zonas del país.

Municipios como Malambo (Atlántico), Sincelejo (Sucre), Aguachica (Cesar), Magangué (Bolívar), Ciénaga (Magdalena), Riohacha (La Guajira), La Paz (Cesar) y San Bernardo del Viento (Córdoba), han sido escenario de esta peculiar decisión por parte de padres y madres que, motivados por la fama del concursante, decidieron bautizar a sus hijos con su apellido.

“Altafulla” ha dejado de ser únicamente una firma en la televisión y empezó a figurar como primer nombre en partidas de nacimiento. Aunque por ahora se trata de una decena de casos, las autoridades no descartan que el número siga en aumento si el programa continúa ganando audiencia en las semanas que le restan.

El fenómeno no es nuevo en el país, donde realities, telenovelas y futbolistas han influido en las decisiones de nombres en años anteriores. Sin embargo, lo que llama la atención esta vez es que se adopte un apellido, y no un nombre, como el distintivo principal del menor.

Sociólogos y expertos en cultura popular aseguran que este tipo de decisiones reflejan la fuerza que ejercen los medios de comunicación en contextos donde el entretenimiento se convierte en un referente de admiración y pertenencia. “Es una forma de conexión emocional, de inmortalizar un momento que para estas familias ha sido significativo”, explica un funcionario de la Registraduría.

Mientras tanto, Andrés Altafulla sigue encerrado en la casa más vista del país, sin saber aún que fuera de cámaras su apellido ha pasado a ser parte del registro oficial de una nueva generación.