“Ya eso lo pagó Dios”: tendero en Cartagena conmueve con gesto solidario hacia madre sin recursos


Un tendero del barrio convirtió la escasez en abundancia y la necesidad en esperanza, al responder con generosidad a la súplica escrita en un papel que una madre envió en manos de su hija. Su gesto se volvió viral y dejó una lección de humanidad.

La escena comenzó con un pedazo de papel arrugado y la letra apurada de una madre que no tenía cómo sostener el almuerzo de su hija. En esa hoja, escrita con la urgencia de la necesidad y la dignidad intacta, pedía un frutillo, cuatro huevos, media libra de arroz y tres plátanos. Solo tenía dos mil pesos y la promesa de que lo demás lo pagaría “después”.

El mensaje llegó a manos del cachaco un tendero de un popular barrio de Cartagena. Al leerlo, no vio números ni cuentas pendientes: vio el desespero de una mujer que confiaba en la solidaridad de otro para que su niña pudiera comer.

El hombre respiró hondo y decidió responder, no con lo justo, sino con abundancia. A la bolsa de la niña no solo entraron los huevos, el arroz y los plátanos: también fueron cayendo carnes, atunes, aceite y verduras. Lo que en un principio era escasez, se transformó en una despensa improvisada que cabía en una sola bolsa, pero que pesaba como un milagro.

No terminó ahí. El tendero tomó la misma hoja en la que la madre había escrito su ruego y la devolvió con una frase sencilla, pero poderosa: “Tranquila, ya eso lo pagó Dios”.

El gesto no tardó en multiplicarse más allá de las paredes de la tienda. En redes sociales, la historia se volvió viral. Miles de personas compartieron la foto del papel y aplaudieron la generosidad del comerciante, que en tiempos de dificultad escogió dar sin pedir nada a cambio.

En los barrios de Cartagena, donde la lucha diaria se mide en lo que alcanza para la olla, este episodio se convirtió en símbolo de fe. Recordó que la solidaridad no necesita estridencias ni titulares ruidosos: basta un acto sencillo para devolver la esperanza y demostrar que aún en medio de la necesidad, la humanidad puede ser abundante.


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