VIH en Santa Marta: la epidemia silenciosa que sigue en aumento


En lo que va del año, Santa Marta ha registrado 97 nuevos casos de VIH, pero las autoridades advierten que la cifra real podría ser mucho mayor debido a la falta de pruebas de detección.
Cuando a Andrés* le diagnosticaron VIH hace seis meses, ya era demasiado tarde para evitar complicaciones. A sus 32 años, jamás pensó que un simple malestar persistente lo llevaría a descubrir que convivía con el virus desde hacía años sin saberlo.

“Yo no me sentía enfermo, solo tenía fatiga y algunas gripes que no se me quitaban. Cuando me hicieron la prueba y salió positiva, fue un golpe duro. Lo peor es que, si lo hubiera sabido antes, mi vida sería diferente hoy”, relata con la voz entrecortada.

La historia de Andrés se repite en cientos de personas que, por miedo, desinformación o falta de acceso a pruebas, no saben que son portadores del virus hasta que presentan síntomas graves. De acuerdo con el Sistema de Vigilancia en Salud Pública (Sivigila), en el primer trimestre del 2025, Santa Marta ha reportado 97 nuevos casos de VIH, consolidándose como la ciudad con mayor incidencia en el Magdalena.

Sin embargo, las cifras oficiales podrían ser solo la punta del iceberg. Expertos en salud advierten que el número real de personas contagiadas es significativamente mayor, ya que muchos no se realizan la prueba y solo reciben el diagnóstico cuando el virus ha avanzado.

Crecimiento alarmante en el Magdalena
En todo el departamento, se han registrado 180 casos en lo que va del año. Ciénaga y Fundación ocupan el segundo y tercer lugar en incidencia, con 21 y 14 casos respectivamente, mientras que municipios como Sitionuevo y la Zona Bananera han reportado 7 cada uno.

Las estadísticas revelan que el 72.2% de los casos diagnosticados corresponden a hombres y el 27.8% a mujeres. Lo que más preocupa a los especialistas es que no solo se están detectando infecciones en jóvenes y adultos, sino también en personas mayores de 65 años, lo que evidencia que la educación sobre prevención sigue siendo una tarea pendiente en todas las edades.

Para Laura Rodríguez, trabajadora social de una fundación que apoya a personas con VIH en la ciudad, la falta de información sigue siendo el principal problema. “Muchos todavía creen que el VIH es algo que solo afecta a ciertos grupos de la población. La realidad es que cualquier persona con una vida sexual activa puede estar en riesgo si no toma las precauciones necesarias”, explica.

El reto de la prevención
Ante este panorama, las autoridades sanitarias han intensificado su llamado a la prevención y concienciación. Promover el uso de preservativos, evitar el intercambio de jeringas, reducir el número de parejas sexuales y realizarse pruebas periódicas son algunas de las estrategias clave para reducir la propagación del virus.

El doctor Camilo Salas, epidemiólogo en Santa Marta, recalca la importancia del diagnóstico temprano. “Un tratamiento oportuno permite que las personas con VIH tengan una vida larga y saludable. Pero si no saben que son portadores, no pueden acceder a los medicamentos y el virus sigue propagándose sin control”, advierte.

Además, las autoridades han insistido en que la población debe perder el miedo a hacerse la prueba. “Todavía hay mucho estigma alrededor del VIH. La gente piensa que hacerse la prueba significa que ya tienen la enfermedad o que serán señalados, pero es todo lo contrario. Saberlo a tiempo salva vidas”, agrega Salas.

Rompiendo el silencio
En Santa Marta, organizaciones y activistas han insistido en la necesidad de campañas masivas que no solo informen sobre la prevención, sino que también combatan la discriminación. El desconocimiento y los prejuicios siguen afectando a quienes viven con el virus, dificultando su acceso a atención médica y su integración en la sociedad.

Para Andrés, el diagnóstico cambió su vida, pero también le dio una nueva perspectiva. “Si pudiera dar un consejo a otros, sería que se hagan la prueba sin miedo. Es mejor saberlo a tiempo y empezar el tratamiento que enterarse cuando ya es demasiado tarde”, dice con firmeza.

La lucha contra el VIH no se trata solo de números. Se trata de vidas, de personas que merecen información, apoyo y acceso a tratamientos. Y, sobre todo, se trata de romper el silencio para que cada vez menos personas tengan que enfrentarse a un diagnóstico tardío.


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