A diario enfrentan un trayecto marcado por el caos vehicular, bloqueos constantes y una vía amenazada por el mar.
La carretera que conecta a Ciénaga y Barranquilla se ha convertido en un verdadero calvario para los conductores, especialmente para los de transporte de carga y pasajeros.
La vía que tiene un tráfico promedio de 13 mil vehículos diarios, se ha quedado pequeña para la demanda actual.
Freddy Roa, un conductor que transporta alimentos de Barranquilla a Santa Martadiariamente, describe el trayecto como un «caos total», en el que teme por la seguridad de su carga y su vida.
«Aunque el tramo no es muy largo, cada viaje se siente eterno», asegura.
El problema se agrava en horas pico, cuando las largas filas de vehículos convierten la carretera en un embudo peligroso.
Además, los frecuentes bloqueos en los corregimientos de Tasajera y municipio de Ciénaga, protagonizados por comunidades que exigen mejores servicios o dinero a los conductores, empeoran la situación.
Estos bloqueos son aprovechados por delincuentes para robar a los vehículosdetenidos, sin que hasta el momento se haya encontrado una solución efectiva.
Bloqueos y riesgos constantes
Daniel Medina, conductor de un bus intermunicipal, relata que lo que fácilmente podría ser un trayecto de poco más de una hora, ahora puede tomar hasta dos horas en un día sin bloqueos, y en caso de manifestaciones, el tiempo se extiende hasta seis horas o más.
«El desespero lleva a los conductores a cometer imprudencias, lo que resulta en accidentes y, peor aún, en saqueos por parte de la comunidad que vive en los alrededores», explica Medina.
Los conductores de transporte de pasajeros también denuncian que los bloqueos son aprovechados por el transporte ilegal, que cobra tarifas exorbitantes para trasladar a los viajeros desde el otro lado del cierre, llegando a triplicar el costo habitual del pasaje.
Esta situación agrava aún más las dificultades que enfrentan los usuarios de esta vía crucial para la región Caribe
La urgencia de la doble calzada
Tanto Roa como Medina coinciden en que la solución pasa por la construcción de una doble calzada entre Ciénaga y Barranquilla y la finalización de la Variante de Ciénaga.
El proyecto de ampliación de calzada, bajo la operación de la Concesión Sierra Mar y con un costo aproximado de 2,5 billones de pesos, beneficiarían a más de 970.000 habitantes y mejorarían significativamente la movilidad entre las principales ciudades del Caribe.
A pesar de la alegría inicial ante el anuncio de la expansión de la carretera, los usuarios de la vía expresan su preocupación por la demora en el inicio de las obras, especialmente en la construcción de los viaductos en el kilómetro 19.
Recientemente, la Autoridad Nacional de Licencias Ambientales (ANLA) advirtió que la aprobación de la licencia para estos viaductos podría tardar hasta 10 meses más, debido a la falta de estudios técnicos.
Esta noticia ha caído como un balde de agua fría para los transportadores y la comunidad en general, que llevan décadas esperando la ampliación de un corredor que también está amenazado por la erosión costera.
La ANLA insiste en que se deben tomar todas las precauciones para evitar un impacto ambiental severo en la Ciénaga Grande, una zona ya afectada en el pasado por la reducción del flujo de agua salada al complejo lagunar.
Preocupación por la estabilidad de la vía
La ampliación de la vía Ciénaga-Barranquilla se ha convertido en una cuestión de alta prioridad para los senadores del Caribe, quienes advierten sobre los peligros que enfrenta esta carretera estratégica.
Antonio Zabarain, senador oriundo del Magdalena, ha alertado sobre el riesgo real de que el mar se lleve la vía, lo que pondría en peligro a más de 30 mil personas que dependen de este corredor para su movilidad diaria.
«El riesgo de que el mar se lleve la vía es real», dijo Zabarain, haciendo eco de las preocupaciones de muchos otros líderes regionales.
Los congresistas han sido particularmente críticos con la gestión del Instituto Nacional de Vías (Invías), señalando una ineficiencia en la formulación del proyecto de los viaductos que se necesitan urgentemente.
Efraín Cepeda Taurd, presidente del Comité Intergremial del Atlántico, enfatizó la necesidad de acelerar las obras en el corredor vial, especialmente en el kilómetro 19, que es considerado el punto más crítico y vulnerable ante la erosión costera.
«En este tramo se puede presentar un avance súbito de la erosión costera», afirmó Cepeda, quien ha sido un defensor permanente de la infraestructura en la región.
La preocupación se amplía con el inicio de la temporada de ciclones, que según el Servicio Meteorológico Nacional de Colombia y el Ideam, podría ser un 85 % más intensa de lo normal.
Esto aumenta el riesgo de que las tormentas tropicales y huracanes causen daños irreparables en la vía, dejando incomunicados a los departamentos de Atlántico y Magdalena. Cepeda señaló que esta situación podría generar una emergencia inminente si no se actúa con celeridad.
Propuesta para acelerar las obras
Ante estos desafíos, Cepeda ha propuesto que se otorgue una licencia parcial para la construcción de los viaductos, lo que permitiría iniciar las obras de inmediato mientras se completan los estudios técnicos faltantes.
Esta solución temporal podría ser clave para mitigar los riesgos antes de que sea demasiado tarde.
Es importante recordar que este corredor vial es crucial no solo para la movilidad de las personas, sino también para la economía de la región.
Por esta carretera se moviliza el turismo y gran parte del comercio entre Barranquilla, Santa Marta y Cartagena. Además, el 75 % de los alimentos que llegan a la Central de Abastos de la región pasa por esta vía, lo que deja claro la urgencia de una intervención rápida y eficaz.
Los senadores del Caribe continúan exigiendo al gobierno nacional y a las autoridades correspondientes que prioricen este proyecto, conscientes de que cualquier retraso podría tener consecuencias devastadoras para la región.