
Vender entre aguas residuales: la pesadilla de los comerciantes del Mercado Público
Las lluvias han desbordado las alcantarillas del principal centro de abasto de la ciudad. Comerciantes denuncian pérdidas económicas, riesgos para la salud y abandono institucional.
El Mercado Público de Santa Marta, corazón del comercio popular y principal centro de abasto de la ciudad, se encuentra sumido en una crisis sanitaria. Las intensas lluvias de los últimos días han desbordado las alcantarillas, y lo que debería ser un lugar de abastecimiento seguro se convirtió en un terreno inundado de aguas negras, olores insoportables y calles intransitables.
Las alcantarillas, que parecen fuentes encendidas, brotan sin control. Los líquidos contaminados corren por las vías internas del mercado y se acumulan alrededor de los puestos de frutas, verduras, carnes y pescados. La escena, que se repite cada día, genera alarma entre vendedores y compradores.
“Esto es una vergüenza, uno tiene que trabajar rodeado de aguas podridas. La gente no quiere entrar, se devuelven por el olor. Estamos perdiendo plata todos los días”, dice José Martínez, vendedor de verduras que lleva más de 15 años en el mercado.
El temor a enfermedades respiratorias, infecciones en la piel y brotes de diarrea es latente. Los comerciantes aseguran que trabajan con angustia, pues la exposición prolongada a estas aguas representa un riesgo directo para su salud y la de los clientes.

Golpe a la economía popular
La crisis no solo afecta la dignidad de trabajar en medio de la insalubridad, también está hundiendo la economía de cientos de familias que dependen del mercado.
“Las ventas están por el piso, la gente no se atreve a comprar pescado o carne cuando está viendo aguas negras al lado. Todo se nos está dañando porque no hay quien compre. Estamos perdiendo mucho dinero y ni siquiera alcanza para reponer lo que se pierde”, afirma Rosa Gutiérrez, vendedora de pescado.

En sectores donde caminar es imposible por el rebosamiento, los negocios permanecen vacíos. Algunos comerciantes han optado por no abrir los días de mayor contaminación para evitar mayores pérdidas, lo que golpea aún más el abastecimiento de la ciudad.
Riesgos de una crisis de salud pública
De acuerdo con el médico salubrista Luis Eduardo Orozco, la situación del Mercado Público debe considerarse una emergencia sanitaria.
“Cuando hay contacto constante con aguas residuales, las personas se exponen a bacterias como E. coli y a virus que pueden generar gastroenteritis, hepatitis A y hasta cólera. Además, los malos olores afectan las vías respiratorias y pueden causar crisis asmáticas o bronquitis en quienes ya tienen antecedentes. Este no es solo un problema de incomodidad, es un riesgo serio para la salud pública”, advirtió.
El especialista alertó también sobre la afectación indirecta: “Si los alimentos se contaminan o no se venden y terminan en descomposición, se incrementa la proliferación de plagas como ratas y cucarachas, lo que agrava la emergencia sanitaria”.
El papel de la empresa de servicios
La Essmar, empresa responsable del alcantarillado, atiende los rebosamientos con vehículos succión-presión y cuadrillas de limpieza. Sin embargo, comerciantes y ciudadanos coinciden en que las intervenciones son superficiales y que el problema regresa apenas vuelven las lluvias.

“Vienen, destapan, limpian y se van. Al otro día estamos igual o peor. Esto necesita una solución estructural, no pañitos de agua tibia”, reclamó Pedro Salas, comerciante de carnes.
La respuesta de la Alcaldía
El alcalde de Santa Marta, Carlos Pinedo Cuello, es consciente de la crisis de alcantarillado que sufre históricamente la ciudad, y aunque dijo que ya se avanzan en soluciones estructurales, en el caso puntual del Mercado Público y otras zonas que sufren por las deficiencias con el alcantarillado, solicitó a la empresa encargada medidas inmediatas.
“Hemos exigido a la Essmar un plan de contingencia eficiente para atender estos rebosamientos. Nuestra gente merece vivir dignamente y estamos haciendo todas las gestiones para que así sea”, declaró.
El mandatario también explicó que ya se adelanta un proyecto estructural dirigido a mejorar el sistema sanitario en la zona norte de Santa Marta, que incluye la intervención de la Estación de Bombeo de Aguas Residuales (EBAR Norte).

“Este proyecto, que ya está en marcha, permitirá resolver de fondo los problemas que hoy afectan al Mercado Público y a sectores cercanos. Con la instalación de nuevas bombas y adecuaciones técnicas, esperamos que en diciembre tengamos una solución mayor para que los samarios dejen de sufrir estas emergencias”, aseguró Pinedo.
Mientras se concretan las soluciones anunciadas, el Mercado Público sigue sitiado por aguas residuales. Los comerciantes trabajan con tapabocas, y limpian su lugar de trabajo al tiempo que claman por la intervención urgente de las autoridades.
“Esto ya no lo aguantamos más. La salud de nosotros y de los compradores está en juego. Queremos soluciones de verdad, no promesas”, concluye la vendedora Rosa Gutiérrez, resignada a que cada lluvia desate una nueva pesadilla.
La crisis del mercado no solo refleja la vulnerabilidad de la infraestructura sanitaria de Santa Marta, también pone en evidencia cómo la falta de soluciones estructurales por años sigue golpeando directamente a los sectores más populares.
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