El joven barbero iba en exceso de velocidad y se chocó violentamente con una baranda de la carretera quedando sin vida de manera inmediata.

En la madrugada del 25 de diciembre, cuando las festividades decembrinas aún iluminaban las calles, la alegría y el exceso se combinaron fatalmente en la Troncal del Caribe, a la altura de Gaira.

Andrés Choles, un joven barbero del barrio La Paz, encontró la muerte tras una noche de celebración que terminó en tragedia.

Conocido entre sus amigos y vecinos por su carisma, alegría y dedicación al trabajo, Choles había estado celebrando, como tantos otros, el espíritu de la Navidad.

Sin embargo, el cansancio, la velocidad y el alcohol se convirtieron en una combinación letal.
Según testigos, el joven conducía su motocicleta a alta velocidad cuando perdió el control y se estrelló violentamente contra una baranda de la carretera.

El impacto lo lanzó varios metros, cayendo en una cuneta donde perdió la vida de manera instantánea.

El accidente no solo apagó la vida de un hombre joven, sino que dejó un vacío profundo en su círculo cercano.

Andrés Choles era padre de un niño pequeño, y su ausencia ha dejado a su familia sumida en el dolor.
“Era un hombre trabajador, amable y siempre dispuesto a ayudar a los demás”, recordaron algunos de sus amigos más cercanos.

Este caso, aunque doloroso, es un reflejo de una problemática que se ha vuelto recurrente: la imprudencia al volante bajo los efectos del alcohol.

Las cifras de accidentes siguen aumentando en esta temporada, y tragedias como la de Choles se convierten en evidencias amargas de la necesidad de conducir con responsabilidad.

Su familia, especialmente su hijo pequeño, enfrenta la dura realidad de continuar sin su presencia, cargando con el peso de un vacío que ninguna festividad podrá llenar.

La historia de Andrés Choles es una más entre tantas, pero también es una advertencia para aquellos que, en medio de la celebración, olvidan que la vida es un regalo que puede perderse en un instante.