La joven mujer fue seguida por un hombre que conocía desde hace tiempo. Con engaños, la convenció de acompañarlo. Más tarde, él regresó solo y ella fue hallada agonizante, pero no logró sobrevivir.

Emily Villalba tenía solo 15 años. Era una joven con sueños, con un futuro que, hasta la tarde de su desaparición, parecía intacto. Pero esa tarde, lo que debió ser un simple regreso a casa después de una cita médica, se convirtió en su último recorrido.

Chochontá, un municipio de Cundinamarca, despertó conmovido por la noticia. Emily nunca llegó a su hogar. Su madre, al notar la ausencia, sintió de inmediato que algo no estaba bien. 

Las horas siguientes fueron de angustia y desesperación. La puerta sin abrir, la cama intacta y el teléfono en silencio eran señales de un presagio oscuro.

Un vecino en la sombra

Las cámaras de seguridad entregaron las primeras pistas. En las imágenes, Emily camina tranquila, sin imaginar que alguien sigue sus pasos. Marco Parra, un vecino en quien confiaba, se acerca con aparente amabilidad. La conversación es corta, pero suficiente. Con engaños, logra que la joven lo acompañe. Instantes después, la misma cámara capta su regreso, esta vez, solo.

La búsqueda se intensificó. Familiares, amigos y vecinos recorrieron calles y caminos en su afán por encontrarla. Pero la verdad apareció de la forma más cruel. En una zona boscosa, hallaron a Emily malherida. Respiraba, pero su cuerpo estaba al borde del colapso.

La lucha por sobrevivir y la justicia pendiente

El traslado al hospital fue inmediato. Los médicos lucharon por salvarla, pero el daño era irreversible. Minutos después, su corazón dejó de latir.

La comunidad, atónita, clama justicia. Marco Parra, el hombre que se aprovechó de la confianza de Emily, es ahora el principal sospechoso. Las autoridades han intensificado su búsqueda, mientras el dolor y la rabia recorren Chochontá.

Hoy, la ausencia de Emily pesa sobre el pueblo. Su madre, la mujer que nunca dejó de buscarla, ahora solo puede aferrarse a su memoria y exigir que su muerte no quede impune.