Tras la muerte de un agente de tránsito arrollado por una grúa luego de ser atacado con una piedra durante un operativo, el secretario de Gobierno de Santa Marta, Camilo George, condenó el hecho como un homicidio y anunció una ofensiva sin tregua contra motociclistas infractores y violentos.

El golpe no solo derribó al agente de tránsito Franklin Acosta en pleno operativo. Derrumbó también la paciencia de una administración que, desde hace meses, libra una batalla contra el desorden vial de la ciudad.

Una piedra, lanzada por un motociclista que evadía un control, fue el inicio del fin: el agente Franklin Acosta, impactado por el objeto, cayó de su moto y fue arrollado por la grúa que acompañaba el procedimiento. Murió en el acto. Su uniforme quedó tendido sobre el asfalto como símbolo de una ciudad que parece acostumbrarse al caos.

Pero esta vez, el hecho no fue asumido como una consecuencia más del descontrol.

Esta vez, la autoridad habló con rabia.

—Esto no fue un accidente. Esto fue un homicidio. Y al responsable lo vamos a buscar hasta debajo de las piedras —sentenció el secretario de Gobierno, Camilo George, con voz firme y rostro desencajado por la indignación.

Desde la clínica, George no solo lamentó la muerte del agente, sino que fue enfático en lo que, a su juicio, representa este crimen: el punto de quiebre para una nueva estrategia de orden.

—Quien hace esto no es un mototaxista. No es un motociclista común. Es un delincuente. Y como delincuente será tratado. Lo vamos a identificar, judicializar y ponerlo frente a la justicia —afirmó.

El secretario no se quedó solo en las palabras. Anunció que, desde ya, la ciudad entra en una fase de “mano dura”. No habrá más tolerancia con motociclistas que tapen la placa, desafíen los controles, generen caos o atenten contra los agentes encargados de hacer cumplir las normas.

—Vamos a reforzar los operativos. Vamos a actuar sin contemplaciones contra quienes creen que la calle es suya. La moto no es un escudo para la ilegalidad ni para la violencia.

En Santa Marta, los agentes de tránsito han enfrentado durante años la hostilidad de un sector del mototaxismo que ve en cada operativo una amenaza a su sustento. Pero ahora, esa resistencia se convirtió en tragedia. Y las autoridades decidieron no dejar pasar el hecho.

—La ciudadanía debe entender que cuando se agrede a un agente de tránsito, no se ataca a una persona: se ataca al Estado, al orden, a la ley. No lo vamos a permitir —concluyó George.

La investigación por la muerte del funcionario avanza, mientras la ciudad asimila que una piedra lanzada con odio no solo puede derribar una moto, sino también acabar una vida inocente y destrozar a una familia.

Santa Marta despertará este jueves con una consigna clara: la autoridad no va a retroceder.

Y con un mensaje aún más fuerte desde el secretario de Gobierno:
al responsable, lo vamos a encontrar.