El equipo de Santa Marta tuvo un gran primer tiempo y pudo conseguir el triunfo, pero con el empate le alcanzó para consagrarse con el título.
Villavicencio fue el escenario donde los corazones samarios palpitaban a distancia, entre nervios y esperanza. El Unión Magdalena, con el alma de un guerrero y el corazón de un soñador, consiguió el empate 1-1 ante Llaneros FC y por el resultado de 4-0 en Santa Marta le fue suficiente para consagrarse campeón del segundo semestre del torneo Betplay Dimayor.
El resultado no fue un simple marcador, sino la representación de una ciudad que celebra la gloria de un equipo que se rehúsa a rendirse.
La valentía de un planteamiento ganador
El técnico Jorge Luis Pinto demostró que no hay conquistas sin audacia. Su estrategia ofensiva dejó claro que el Unión no iba a esconderse, ni a conformarse con lo mínimo. Fue un planteamiento valiente, propio de un equipo que quería y merecía ganar. La experiencia del estratega quedó plasmada en cada movimiento, en cada pase y en cada decisión tomada desde el banquillo.
El gol del Unión Magdalena llegó como un grito de esperanza en el minuto 40, cuando Orsen Aragón supo leer el momento perfecto para perforar el arco rival.
La euforia del tanto no solo unió al equipo en el campo, sino que desató un carnaval anticipado en las calles samarias. Sin embargo, Llaneros FC, fiel a su reputación de lucha, empató al inicio del segundo tiempo con un gol de Cristian Valencia al minuto tres. El empate no apagó el fuego de los samarios; lo avivó.
Una ciudad en fiesta y un equipo con hambre de más
En Santa Marta, el título no solo significa una copa más para las vitrinas, sino una razón para creer. Las calles se llenaron de banderas, cánticos y lágrimas de felicidad. Este logro acelera los corazones de una afición que ve en el ascenso una meta más cercana que nunca.
La Gran Final contra Llaneros FC será la última prueba de fuego para un equipo que se ha transformado bajo la dirección de Pinto. Con el estadio Sierra Nevada como escenario para el primer encuentro, el Unión Magdalena buscará no solo ratificar su fútbol, sino alimentar el sueño de regresar a la primera división.
La fuerza de un sueño compartido
El Unión Magdalena no solo es un equipo; es un símbolo de lucha, de perseverancia y de amor por una camiseta. Hoy, Santa Marta está de fiesta, pero no es una celebración estática. Es un rugido de esperanza, un grito que dice: ¡Estamos más cerca que nunca del ascenso!
El empate de Villavicencio quedará en la historia como el preludio de algo más grande. La ciudad y su equipo están unidos, listos para afrontar lo que venga. Porque si algo ha demostrado el Unión Magdalena es que los sueños no son imposibles cuando se luchan con el alma.