La hinchada salió frustrada tras un partido sin emociones ni respuestas futbolísticas. Los refuerzos no marcaron diferencia y el equipo continúa sin rumbo claro.

Unión Magdalena arrancó el segundo semestre de la Liga BetPlay como terminó el primero: dejando más dudas que esperanzas. El equipo bananero empató 0-0 en casa contra Llaneros FC, un rival directo en la lucha por no descender, y dejó una amarga sensación entre los asistentes al estadio Sierra Nevada de Santa Marta.

Pese a la expectativa que generaron los nuevos refuerzos y el anhelo de un cambio de rumbo, el Unión no mostró ninguna mejora. El rendimiento fue plano, sin creatividad en el medio campo, sin agresividad en ataque y con una defensa que apenas cumplió frente a un rival discreto.

La hinchada samaria, que llegó con ilusión al estadio, se retiró con el mismo sentimiento con el que vivió gran parte del semestre anterior: frustración. 

Las graderías estallaron en silbidos al finalizar el compromiso, mientras los jugadores se marchaban con la cabeza baja y sin poder justificar en la cancha las incorporaciones anunciadas para este segundo tramo del año.

El partido fue aburrido, sin ocasiones claras, sin ritmo y con muchos errores en la entrega. Hubo un gol del Unión Magdalena, pero fue anulado por fuera de lugar. 

El técnico Augusto García no encontró respuestas desde el banco y el equipo lució desconectado en todas sus líneas. Los refuerzos, lejos de marcar diferencia, pasaron desapercibidos en un contexto en el que el equipo necesita resultados urgentes para escapar de los últimos lugares de la tabla del descenso.

Este empate, más allá del punto sumado, es una señal de alerta. Unión sigue sin identidad de juego, sin liderazgo en el campo y sin respuestas anímicas. Si la tendencia no cambia, el futuro del equipo será tan gris como este debut.