Fue herido con arma blanca durante una pelea en un billar del sector Gaira, en Santa Marta. Está en estado crítico.

Una simple discusión en un billar de Gaira acabó con un joven tirado en el suelo, bañado en sangre y luchando por su vida.

El herido fue Elías Palomino, de 23 años, conocido por los vecinos como un muchacho tranquilo y trabajador. Según testigos, compartía con varios amigos cuando empezó una riña con otro joven del sector. Nadie imaginó que aquel cruce de palabras terminaría en tragedia.

Después del primer altercado, Elías se marchó del lugar. Pero el destino le jugó sucio: volvió a encontrarse con su agresor a pocas cuadras del mismo billar. Las palabras se convirtieron en gritos, los empujones en golpes y, en cuestión de segundos, uno de ellos sacó un cuchillo.

Elías no tuvo tiempo de reaccionar. Recibió una herida profunda en el cuello que lo desplomó de inmediato.

Vecinos salieron corriendo. Unos gritaban pidiendo ayuda, otros intentaban detener la hemorragia mientras llegaba una moto para trasladarlo de urgencia al centro de salud de Gaira. Allí, los médicos hicieron lo posible por estabilizarlo, pero la herida era tan grave que ordenaron su traslado a una clínica de mayor nivel en Santa Marta. Su pronóstico hasta ahora, es reservado.

El hecho ha causado conmoción en la comunidad. Nadie entiende cómo una pelea sin sentido pudo acabar casi en muerte.

“Es un pelado bueno, no buscaba problemas”, repite un amigo suyo que presenció todo.

La Policía investiga los hechos y busca al responsable, que huyó del sitio después del ataque. Mientras tanto, familiares y amigos esperan afuera del centro asistencial aferrados a una esperanza: que Elías sobreviva y pueda contar su versión de lo ocurrido.

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En Gaira, el comentario es uno solo: la intolerancia está matando a los jóvenes por nada.