Una mujer asesinada y dos hombres heridos en ataques a bala en Barranquilla; los móviles serían extorsión


En una sola jornada, tres comerciantes fueron atacados por sicarios. Uno murió, dos están heridos y la extorsión vuelve a ser el eje del miedo que paraliza al sector.

La tarde del domingo 8 de junio marcó el inicio de una jornada violenta que dejó una mujer muerta y dos hombres gravemente heridos en Barranquilla.

Los tres primeros eran comerciantes que fueron atacados por sicarios en motocicleta en distintos barrios del suroriente de la ciudad, en hechos que, aunque no oficialmente conectados, comparten un patrón que apunta a una causa alarmante: la extorsión.

La víctima fatal fue Amy Edith Nova Ovalle, de 42 años, administradora de una salsamentaria en el barrio Universal. Dos hombres armados ingresaron a su establecimiento y le dispararon sin mediar palabra. Amy murió de inmediato. Las primeras indagaciones apuntan a que había recibido amenazas por parte del grupo criminal ‘Los Pepes’ y se habría negado a pagar una segunda cuota extorsiva exigida ese mismo día.

Horas antes, Kevin Vlasou Otero, de 45 años, también comerciante, fue atacado en el barrio Buenos Aires mientras realizaba cobros relacionados con su negocio de distribución de carne de cerdo. Fue interceptado por dos sicarios que le dispararon siete veces. Fue trasladado a una clínica, donde permanece con pronóstico reservado.

El tercer caso se registró esa misma noche, aunque las autoridades aún no han revelado mayores detalles. Lo que se sabe es que, al igual que los anteriores, el ataque fue perpetrado por hombres en moto, con una ejecución precisa y sin capturas reportadas.

Fuentes del CTI y de la Policía indican que los tres hechos podrían estar relacionados con redes de extorsión que operan en esa zona de la ciudad. El método empleado —intimidación previa, ataque armado y fuga en moto— refuerza esa hipótesis.

La violencia ha encendido las alarmas entre los comerciantes del suroriente. Muchos aseguran vivir bajo amenaza constante y temen ser los próximos. Líderes comunitarios denuncian que la extorsión se ha convertido en una condena silenciosa, ante una respuesta institucional que consideran insuficiente.

La Policía Metropolitana ha anunciado un refuerzo en los patrullajes y labores de inteligencia, pero en las calles persiste la sensación de abandono.


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