La mujer falleció horas después de estrellarse en moto contra un poste en la Avenida del Río. El conductor, también menor de edad, permanece en estado crítico. La Policía investiga exceso de velocidad y consumo de alcohol.

La madrugada del lunes festivo volvió a dejar una escena desgarradora en las vías de Santa Marta. Una joven de apenas 16 años perdió la vida tras un violento choque en motocicleta, en el que el conductor —otro menor de edad— terminó gravemente herido. Ambos se movilizaban después de ingerir licor y a una velocidad que testigos describen como “una locura”.

Según las autoridades, la adolescente, identificada como María Luisa Pérez, iba como parrillera en una moto que atravesaba la Avenida del Río a alta velocidad. En una de las curvas, el conductor perdió el control: el vehículo derrapó, subió al andén y se estrelló de frente contra un poste. El impacto fue brutal.

María Luisa llevó la peor parte. El golpe en la cabeza le provocó una hemorragia severa. Fue trasladada de urgencia a una clínica cercana, donde permaneció varias horas en maniobras de reanimación y atención crítica. Pero su condición empeoró y, pese a los esfuerzos médicos, murió horas después.

El joven conductor —cuya identidad no ha sido revelada— continúa hospitalizado en estado crítico. Los médicos mantienen su pronóstico bajo estricta reserva.

Los investigadores de la Seccional de Tránsito analizan ahora las cámaras de seguridad de la zona y reconstruyen los últimos minutos antes del choque. Los reportes preliminares apuntan a tres factores que se repiten con dolorosa frecuencia: alcohol, velocidad e imprudencia.

En el sector, algunos residentes aseguran que esta parte de la Avenida del Río se ha convertido en un corredor riesgoso, especialmente durante las madrugadas y fines de semana. “Aquí se escuchan aceleradas todos los días. Uno sabe que tarde o temprano algo así iba a pasar”, comentó un vecino.

La muerte de María Luisa se suma a la lista de jóvenes que pierden la vida en las vías samarias por decisiones precipitadas, falta de control y noches que terminan convertidas en tragedia.

Otra vida que se apaga demasiado pronto. Otra familia que recibe la peor noticia. Y otra madrugada en la ciudad marcada por lo que ya parece un patrón: menor edad, licor, velocidad y un poste que se convierte en sentencia.