Ricardo Antonio Caballero Guerrero dejó su tierra en el Magdalena para garantizarle un futuro a su familia, pero encontró la muerte en medio de un bombardeo. Cinco colombianos más cayeron junto a él en una guerra ajena.

El cuerpo de Ricardo Antonio Caballero Guerrero no regresará nunca a Pivijay. Murió en un frente de combate en Ucrania, a miles de kilómetros de su tierra natal, tras ser alcanzado por un ataque aéreo del ejército ruso.

Era uno de los seis colombianos que perdieron la vida en la misma operación, una misión que —según versiones extraoficiales— terminó en tragedia luego de que los foráneos fueran enviados a una zona de alto riesgo.

Caballero Guerrero viajó con la ilusión de darle un futuro más digno a su familia. Como muchos otros exmilitares y hombres sin empleo estable en Colombia, aceptó el llamado de contratistas que ofrecían sueldos altos y beneficios en Europa del Este. Pero al llegar a Ucrania, las condiciones no fueron las prometidas. Los testimonios de otros compatriotas revelan que quedaron “atrapados entre la guerra y un contrato”, usados como carne de cañón en operaciones peligrosas.

El pivijayero, recordado por su comunidad como un hombre trabajador y buena gente, cayó junto a sus compatriotas Luis Hernando Osorio Jaramillo, alias Sagueso; Keny Fabián Durán Campo, de Sincelejo (Sucre); José Iván Vargas Samboní, de Bogotá; Yesith Javier Orozco Guette y Óscar Alejandro Orozco.

Todos formaban parte de un grupo de mercenarios contratados por Ucrania para combatir a las fuerzas rusas.

La noticia estremeció a Pivijay. En redes sociales, familiares y amigos aún se niegan a aceptar su muerte.

“Para mí no está muerto, me niego a creerlo mientras no lo vea”, escribió una de sus allegadas en Facebook.

Las palabras reflejan la impotencia de una comunidad que ve cómo uno de los suyos perdió la vida en una guerra que no le pertenecía.

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Ricardo soñaba con volver algún día a su pueblo, con el dinero suficiente para comprar una casa y reunir a los suyos. Pero su historia se sumó a la de muchos otros que terminan en un territorio lejano, en medio del frío y los misiles de una guerra ajena.