
Tres hombres armados rodearon a un comerciante y le arrancaron millones en segundos frente a barbería en Santa Marta
En un asalto ejecutado con precisión y sin dar margen de reacción, tres delincuentes despojaron a un comerciante de un arma de fuego, joyas, celulares y documentos.
El ataque ocurrió en cuestión de segundos, justo frente a una barbería en Santa Marta. Allí, sin imaginar lo que estaba por pasar, el comerciante Juan Torres esperaba tranquilamente para hacerse sus servicios habituales de corte de cabello. Todo iba normal, hasta que dos motocicletas frenaron en seco frente al local y tres hombres armados lo rodearon como si la calle les perteneciera.
No hubo espacio para correr. Solo el cañón de un arma apuntándolo a centímetros del rostro.
Uno de los delincuentes descendió de la moto y, con la frialdad, le exigió que entregara todo: una pistola Jericho PSL 941 de 9 milímetros con salvoconducto, 50 millones de pesos en prendas de oro, dos iPhone 17 Pro Max nuevos y sus documentos personales. Torres apenas pudo reaccionar; trató de mantener la calma, consciente de que cualquier gesto podía desencadenar algo peor.
El robo duró menos de lo que tarda una luz roja en cambiar.
Tras embolsillarse todo, los tres hombres huyeron acelerando por la vía principal como si fueran invisibles, sin que nadie lograra detenerlos.
Unidades de vigilancia comunitaria desplegaron un plan de búsqueda, pero fue inútil: los ladrones desaparecieron en segundos entre el tráfico y las calles. La frustración del comerciante quedó estampada en su denuncia y en el mensaje que compartió luego:
“Ofrezco espectacular recompensa por la persona que me dé información del arma y los documentos al interno, absoluta reserva”.
Más que la pérdida material, lo que expresó fue miedo. Un miedo que comparte con buena parte de la ciudadanía.
Indignación en redes
La noticia se supo a través de redes sociales. Videos, fotos y comentarios inundaron las diferentes plataformas. Para muchos, este robo no fue un hecho aislado sino una prueba más de la sensación de abandono que aseguran sentir en las calles de Santa Marta.
“No hay control. No hay ley. No hay seguridad en ningún estrato. No hay instituciones. No hay autoridad. No hay cárcel…”, escribió un usuario.
Mientras tanto, Juan Torres intenta recuperar lo perdido y sigue esperando que alguien dé información que le permita, al menos, recuperar su arma y sus documentos.
Lo que no podrá recuperar es la tranquilidad que le arrancaron en segundos frente a una barbería donde solo esperaba un corte de rutina.
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