La mujer clama entre lágrimas por ayuda para traer a su hijo de vuelta. Nadie responde: ni las autoridades ucranianas ni el gobierno colombiano.

El llanto de una madre desesperada ha despertado la solidaridad y consternación en Santa Marta. “No quiero dinero, solo quiero traer a mi hijo a casa”, suplica ante la cámara, con la voz quebrada por el dolor. Su hijo, Jhonatan Andrés Martínez, conocido como ‘Ostin’, viajó a la guerra con la esperanza de una mejor vida para los suyos, pero terminó muriendo en un país que hoy no responde por él.

Jhonatan dejó su hogar para alistarse en las fuerzas mercenarias de Ucrania. En redes sociales documentó su travesía: su entrenamiento, su primera línea de combate, sus sueños de ganar 4.000 dólares mensuales para sacar adelante a su familia. Pero la guerra no conoce promesas. La noticia de su muerte llegó sin aviso, y con ella, la incertidumbre.

Ahora, su madre no solo enfrenta la pérdida, sino también el abandono. Nadie responde, nadie ayuda. Ni el gobierno ucraniano, para el que peleó, ni la Cancillería colombiana, que hasta ahora guarda silencio. “Mi hijo dio la vida por Ucrania, y ahora lo dejan tirado como si no valiera nada”, reclama con impotencia.

El tiempo apremia y la desesperación crece. Sin apoyo oficial, la familia ha recurrido a bingos y rifas para costear la repatriación del cuerpo. No hay otra opción. Los amigos y vecinos se suman a la causa, porque el dolor de una madre que lucha por despedir a su hijo no conoce fronteras.

Mientras tanto, el cuerpo de ‘Ostin’ sigue lejos, varado entre trámites y respuestas que no llegan. Y en Santa Marta, su madre sigue gritando al vacío: “Tráiganlo de vuelta, por favor”.