Luis Mejía, conocido como “Elchiqui”, sufrió un brutal accidente al intentar subirse a un camión luego de terminar su jornada laboral en el Puerto de Santa Marta. Su estado de salud es crítico y su pronóstico reservado.

La noche del accidente, Luis Mejía solo quería llegar a casa. Acababa de terminar su turno en el Puerto de Santa Marta, donde trabajaba al servicio de la empresa Carbosan. Dicen testigos que intentó tomar un “chance” para ahorrarse el trayecto. Ya lo había hecho antes. Pero un mal paso cambió todo.

Intentó subir a una tractomula en movimiento. Resbaló. Cayó. Y en cuestión de segundos, las llantas traseras del camión le pasaron por encima, destrozándole la parte inferior del cuerpo. El impacto fue tan fuerte que algunos de sus compañeros no lograron siquiera reaccionar ante lo que estaban presenciando.

El mismo hombre que horas antes había estado moviendo carga y saludando a sus colegas como de costumbre, ahora yacía en el suelo, clamando por ayuda entre gritos de dolor. “¡Ayúdenme, por favor!”, repetía mientras trataban de consolarlo y entender la magnitud de las heridas.

Una ambulancia lo trasladó de urgencia a la clínica Bahía. Allí, los médicos tomaron decisiones extremas para salvarle la vida: tuvieron que amputarle una pierna. Desde entonces, “Elchiqui” se mantiene en una cama de cuidados intensivos, entre la vida y la muerte. Su estado es crítico.

El hecho ha causado conmoción entre sus compañeros y conocidos. Nadie puede explicarse cómo un descuido terminó con una tragedia de esta magnitud. En redes sociales y grupos de WhatsApp se multiplican los mensajes de apoyo, las cadenas de oración y las muestras de solidaridad.

Luis Mejía es descrito como un hombre humilde, trabajador y comprometido con su labor. En la comunidad portuaria todos lo conocen por su apodo y por su buena disposición. Hoy, todos se aferran a un milagro. Porque si alguien merece sobrevivir, dicen sus colegas, es él.