Con su modelo de venta directa y una oferta tecnológica muy por encima del promedio del mercado, Tesla agita el sector automotor colombiano y deja al descubierto años de precios inflados y prestaciones discretas en varias marcas tradicionales.

El ambiente en el sector automotor cambió de inmediato. Desde que Tesla presentó oficialmente en Colombia su modelo más económico —que arranca cerca de 109 millones de pesos— las conversaciones giran en torno al impacto que tendrá en un mercado acostumbrado a precios altos y a opciones tecnológicas limitadas.

A muchos les llamó la atención la relación entre lo que ofrece el vehículo y su costo. La sorpresa fue general entre quienes asistieron al lanzamiento o vieron las primeras impresiones. Pero también surgieron las críticas de quienes consideran que sigue sin ser un precio accesible:

“¿Baratos más de 100 millones de pesos? Sean serios”, se lee en redes.

Lo que quedó claro desde el jueves es el impacto inmediato: por primera vez, un Tesla cuesta menos en Colombia que en Estados Unidos o algunos países europeos. Incluso personas familiarizadas con la marca en el exterior mostraron incredulidad. En un país donde los carros importados suelen volverse prohibitivos, este giro rompió la lógica tradicional del mercado.

Pero Tesla no llegó únicamente a poner un precio llamativo. Trae su paquete completo: tecnología de punta, conducción asistida, sistemas avanzados de seguridad, conectividad total y un ensamble reconocido a nivel mundial. Todo contrasta con marcas tradicionales que aún venden vehículos más costosos con acabados simples y prestaciones que quedan muy por debajo del estándar internacional.

Además, introduce un cambio estructural que muchos celebran: no habrá intermediarios. Sin concesionarios elevando costos, sin comisiones ocultas, sin trámites extensos. La compra será directamente con Tesla, como en sus mercados más desarrollados. Para el cliente, esto se traduce en precios más bajos, procesos más claros y una relación directa con la marca.

Dentro de la industria ya se sienten los efectos. Algunas marcas tendrán que ajustar precios, otras mejorar su tecnología y varias replantear sus estrategias.

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Lo cierto es que la llegada de Tesla ya movió el piso. Colombia entra a la movilidad eléctrica de manera más seria, más competitiva y con una expectativa clara: dejar atrás los años en que el consumidor pagaba de más por menos.