Terminó la cacería del ‘Mono Copete’: le mataron a su familia en El Pando y a él le dieron muerte en Ciénaga


Durante meses logró escapar, pero no su familia. A su paso quedaron muertos dos jóvenes, una anciana y cinco heridos. Las Autodefensas Conquistadores de la Sierra lo tenían como objetivo militar y cumplieron su sentencia la noche del martes.

Rubén Paredes, alias ‘Mono Copete’, era un hombre que sabía lo que era correr por su vida. Durante más de un año logró escabullirse de quienes lo buscaban. Pero las Autodefensas Conquistadores de la Sierra (ACSN), que lo tenían en la mira desde 2024, no dejaron de seguir su rastro.
La noche del martes, esa persecución llegó a su fin: lo encontraron en una vivienda del barrio Carreño, en Ciénaga, y lo mataron con múltiples disparos. No hubo posibilidad de huida ni de defensa. Esta vez, el escape no fue opción.

Aunque logró sobrevivir todo este tiempo, su familia no tuvo la misma suerte. En diciembre del año pasado, dos jóvenes de su núcleo cercano, Carlos e Iván, fueron asesinados a las afueras de su vivienda en el barrio El Pando, en Santa Marta. Se trataba, según fuentes, de una advertencia directa para él.

Mataron a su madre

Cinco meses después, el horror regresó al mismo lugar. En una madrugada de mayo, sicarios armados con fusiles dispararon más de 20 veces dentro la vivienda en busca de ‘Mono Copete’. No lo encontraron. Pero en su lugar asesinaron a su madre, Inés Manga, de 94 años. En el ataque resultaron heridos un niño de 10 años y una mujer adulta que dormían en la casa.

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Tras ese hecho, las ACSN publicaron un video entregando a tres hombres que, aseguraron, pertenecían al Clan del Golfo. Al ‘Mono Copete’ lo señalaron de estar reclutando a estos sujetos desde la cárcel Rodrigo de Bastidas con la ayuda de Jesús Yánez, supuestamente desde el módulo 5. En esa estructura, según la versión, Rubén Paredes cumplía el rol de comandante y operaba bajo las órdenes de Andrés Pertuz Martínez, alias ‘Andresito’.

La advertencia era clara: ‘Mono Copete’ era un objetivo militar y su muerte era cuestión de tiempo.

Terminó la cacería

Ese tiempo se agotó la noche del martes. En el barrio Carreño de Ciénaga, donde se refugiaba, varios hombres en moto llegaron hasta la casa en la que se escondía y dispararon sin tregua. Los tiros fueron tantos que tres personas inocentes que estaban en el lugar resultaron heridas.

Según fuentes de inteligencia, Rubén Paredes era uno de los encargados de coordinar el negocio del microtráfico en el sector de El Pando y zonas aledañas. Su ejecución es interpretada como un golpe más en la guerra silenciosa que libran las estructuras criminales en Santa Marta y municipios cercanos.
La cacería terminó. Pero el rastro de sangre que dejó sigue marcando a los que alguna vez estuvieron cerca de él.


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