Tenía prisión domiciliaria, lo capturaron con una pistola en sepelio y soltó la carcajada


El hombre quien tenía medida de aseguramiento en su lugar de residencia, fue detenido en pleno velorio portando un arma ilegal. Lo más insólito: posó para la foto riéndose a carcajadas, y hasta los policías terminaron contagiados.

Fabián Bandera no es actor de comedia, pero protagonizó una escena digna de un show de humor: tenía prisión domiciliaria por porte ilegal de armas… y lo pillaron, tan campante, en pleno sepelio con una pistola fajada en la cintura y una sonrisa de oreja a oreja. ¿Lo más insólito? Cuando lo capturaron, en vez de preocuparse, soltó una carcajada que hasta contagió a los mismos policías.

El show tuvo lugar en el barrio La Popa, en Valledupar. Mientras familiares lloraban a su difunto, Bandera se paseaba entre la gente como si estuviera en una verbena, no en una ceremonia fúnebre. Nadie lo reconocía a simple vista, pero alguien —más vivo que él— se dio cuenta de que llevaba algo más que tristeza en la pretina: una pistola con cartucho modificado.

Una llamada anónima bastó para que la Policía llegara al lugar y lo identificara. El joven de 22 años, que debía estar en casa cumpliendo prisión domiciliaria, terminó esposado en medio del velorio. Pero en lugar de arrepentirse o agachar la cabeza, soltó tremenda carcajada al posar para la foto. Como si le acabaran de contar un chiste y no estuviera sumando delitos.

Y fue tan auténtica su risa, tan desubicada y absurda, que hasta los agentes terminaron contagiados. Por un momento, se rompió la seriedad del procedimiento: nadie podía creer que un hombre con semejante prontuario estuviera tan tranquilo, tan feliz y tan… armado.

Ahora, Bandera enfrenta cargos por porte ilegal de armas y fuga de presos. Pero eso sí, se ganó el título del “capturado más sonriente del mes”. Y quién sabe, quizá algún día cuente su historia en un escenario. Por ahora, el telón baja tras las rejas.


¿Quieres pautar

con nosotros?