
“Te mando un beso enorme allá en el cielo”: el mensaje de cumpleaños a Sofía Delgado que parte el alma
Meses después del atroz crimen que conmocionó al país, Katta Delgado Ortiz, tía de Sofía, compartió un emotivo mensaje de cumpleaños dirigido a su sobrina, recordando el amor que las unía.
En la noche del 2 de mayo, mientras los medios registraban la histórica condena a Brayan Campo por el asesinato de la menor Sofía Delgado, un mensaje cargado de dolor y amor, circulaba entre quienes habían seguido de cerca el caso: el de Katta Delgado Ortiz, tía y madre de corazón de Sofía, quien le escribió a su sobrina en el día que hubiera sido su cumpleaños número trece.
“Amor de mi vida, mi pedacito que le hace falta a mi corazón”, comienza el mensaje, publicado en redes sociales, que no tardó en hacerse viral entre cientos de personas que acompañaron a la familia durante este año de duelo y lucha.
“Hace un año jamás imaginé que el siguiente cumpleaños no estarías para celebrarte como siempre lo hicimos por 12 años”, continúa, como un eco desgarrador de una rutina familiar que fue interrumpida por la violencia.
El crimen ocurrió a finales de septiembre de 2024 en el corregimiento de Villagorgona, municipio de Candelaria, en el Valle del Cauca. Sofía, una niña alegre, con sueños e ilusiones, fue asesinada brutalmente. La noticia impactó a nivel nacional y desató una exigencia colectiva por justicia. Esta finalmente llegó, al menos en los términos judiciales, con la condena de Campo a 58 años y tres meses de prisión, una de las penas más altas impuestas en Colombia por este tipo de delito.
La familia recibió el fallo con alivio, pero no con paz. “Hoy con miles de preguntas sin respuestas que le hago a Dios todos los días y que sé que algún día Él las contestará”, escribió Katta, reconociendo que ninguna condena puede llenar el vacío que dejó la ausencia de Sofía.
En su mensaje, la tía también expresó cómo la niña fue, durante más de una década, “la hija que no tuve, pero que tu papá y tu mamá me regalaron para serlo”. El amor era evidente. La conexión entre ambas, indestructible.
“Mi flaquita, se hizo justicia por ti y sé que todo tuvo un propósito”, escribió Katta, como una forma de aceptar el destino, aferrándose a la fe de que Sofía, desde el cielo, sigue iluminando la vida de quienes la amaron.
Este caso, que marcó profundamente al país, no solo deja una lección jurídica sobre la importancia de sancionar con rigor los delitos contra menores, sino que también revela las huellas imborrables que la violencia deja en las familias. Porque aunque la justicia haya hablado, el dolor de Katta, y el de muchos, sigue latente.