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Su hijo murió y horas después su madre también dejó de existir producto del dolor que sintió


Walder Jacob Montero Venera falleció en la mañana y su mamá, incapaz de resistir el impacto, murió horas después por un paro cardíaco. La comunidad habla de “un dolor que partió al barrio en dos”.

El barrio Juan 23, en Fundación, vive uno de esos episodios que dejan marcada a toda una comunidad. En la mañana, Walder Jacob Montero Venera, un joven que desde niño convivió con una discapacidad, falleció en su vivienda. La noticia dejó a su familia enfrentando un golpe que nadie estaba preparado para recibir.

Pero la tragedia apenas empezaba. Horas después, cuando aún se organizaba la despedida del muchacho, su madre —quebrada por la pérdida— sufrió un paro cardíaco fulminante. Los vecinos intentaron auxiliarla mientras llegaba la ambulancia, pero no hubo manera de reanimarla. Su corazón simplemente no resistió el impacto.

Una vida dedicada al cuidado de su hijo

En las calles del sector, todos sabían de la devoción de la mujer por Walder Jacob. Ella era su apoyo, su compañía constante y la persona que cargó con el cuidado del joven desde su niñez. “Esa mujer vivía por él. Lo amaba con el alma”, contó un vecino, todavía sorprendido por la rapidez con la que se desataron los hechos.

Para muchos, la muerte de ambos en tan pocas horas no solo es un hecho doloroso, sino la muestra de un vínculo que iba más allá de lo cotidiano. Una relación marcada por la entrega total de una madre y la dependencia emocional que se construyó durante años.

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La noticia dejó un ambiente de luto absoluto en Juan 23. Las personas salieron a acompañar a la familia, algunos sin poder contener las lágrimas, otros aún incrédulos por lo que había ocurrido.

Cuentan que en cuestión de minutos el barrio se llenó de vecinos ofreciendo apoyo, comida y palabras que resultan insuficientes frente a una tragedia de esta magnitud.

“Esto rompió el alma del barrio”, dijo un comerciante que conocía a la familia desde hace décadas. “Perder a un hijo ya es devastador, pero que muera la mamá enseguida… eso no tiene explicación”.

La tragedia de Juan 23 es de esas que no solo se cuentan: se sienten. Y hoy Fundación entera lo está viviendo.


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