Sobrevivió a un atentado en enero, pero sus verdugos regresaron para rematarlo


Creyó que había resuelto el problema que casi le cuesta la vida a principio de años. Volvió a caminar tranquilo por las calles, pero sus verdugos solo esperaban el momento para terminar el trabajo. Esta vez no fallaron.

En enero, Ricardo Rafael Antequera Palma sobrevivió a un ataque sicarial en el municipio de Ciénaga. El atentado ocurrió el 8 de ese mes en el sector de la Bomba, sobre la Troncal del Caribe. Quedó herido, se recuperó y, convencido de que el peligro había pasado, retomó su vida en las calles del municipio.

En el pueblo, se hablaba del conflicto en el que estaba metido y de la deuda que, según comentaban, lo mantenía en la mira. Rafael pensó que todo estaba solucionado, que el ajuste de cuentas había quedado atrás.

El domingo que marcó su final

La mañana del domingo 10 de agosto, caminaba por la vía férrea en el sector Las Palmas. Iba desprevenido y confiado, no se escondía. Ese exceso de confianza fue el instante que sus enemigos esperaban.

Sicarios lo abordaron por la espalda y descargaron las balas necesarias para asegurarse de que no se levantara. Sin darle oportunidad de reaccionar, lo dejaron tendido en el suelo y escaparon.

La escena fue presenciada por curiosos que corrieron a alertar a las autoridades. La Policía inició las investigaciones, pero en Ciénaga pocos dudan que la deuda pendiente de Rafael no era de dinero, sino de vida, y que la sentencia ya estaba escrita desde aquel primer atentado.


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