Rosaura Villalobos, de 22 años, fue atacada a tiros en un parque del municipio de Sabanalarga. Menos de 20 días antes, sicarios habían asesinado al padre de sus hijos. Los pequeños quedaron en total desamparo.

El municipio de Sabanalarga, Atlántico, se encuentra sacudido por una tragedia que evidencia la crudeza de la violencia. En la tarde del miércoles 17 de septiembre, dos sicarios acabaron con la vida de Rosaura Villalobos Pacheco, conocida como La Mona, mientras se encontraba desprevenida bajo un árbol en el parque Las Mariposas.

Según testigos, los atacantes llegaron en una motocicleta. El parrillero desenfundó un arma y disparó varias veces contra la joven madre de 22 años, quien murió de manera inmediata. Vecinos intentaron socorrerla, pero ya no había nada que hacer.

La escena quedó acordonada por las autoridades, que realizaron el levantamiento del cuerpo y comenzaron la recolección de pruebas. Sin embargo, lo que ha estremecido al municipio no es solo el crimen en sí, sino la secuencia de hechos que lo preceden: Rosaura había perdido a su pareja menos de 20 días atrás en otro ataque sicarial.

El ajuste de cuentas contra esta familia no se detuvo hasta ver muertos tanto al padre como a la madre de dos pequeños, quienes ahora quedaron completamente huérfanos. “Esto duele más que cualquier otra cosa. Esos niños no tienen culpa de nada y hoy están pagando las consecuencias de un ciclo de violencia que no se detiene”, expresó un líder comunitario que pidió medidas urgentes de protección.

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El doble crimen ha generado indignación en Sabanalarga. La comunidad exige que los responsables sean capturados y que los menores reciban acompañamiento psicológico e institucional para enfrentar un futuro que, tras la pérdida de sus padres, quedó marcado por la orfandad y el desamparo.