“Se creían intocables”: cayeron seis del Golfo que sembraban el terror en el sur del Magdalena


Por años infundieron miedo en silencio. Se paseaban como dueños de todo, cobraban extorsiones a plena luz del día, bebían cerveza gratis en los pueblos y paralizaban obras con fuego. Pero una noche, cuando ya se alistaban para dormir, la puerta les sonó diferente: era la Policía.

Por fin, el sur del Magdalena despertó con una noticia que parecía impensable hasta hace poco: seis presuntos integrantes del Clan del Golfo, señalados de sembrar terror en Pijiño del Carmen, Santa Ana y otros municipios vecinos, fueron capturados en un operativo silencioso pero certero, ejecutado por el GAULA de la Policía en articulación con el Ejército Nacional y la Fiscalía.

Durante siete meses, las autoridades les siguieron los pasos, recolectando pruebas, sumando testimonios anónimos y vigilando sus movimientos. Sabían que no sería fácil. Estos hombres no solo eran temidos, también se creían invulnerables.

Alias “Jaider Pasita”, “Janier”, “Diomedes”, “José”, “Lucho Acuña” y “Milagro” tenían montado un imperio de miedo. Se paseaban impunes por las calles de Pijiño del Carmen, San Zenón, Guamal y Santa Bárbara de Pinto. Extorsionaban a ganaderos y comerciantes, amenazaban a quienes se negaban a pagar, y ordenaban castigos ejemplares para quienes se atrevían a ignorarlos.

Uno de los episodios más recordados ocurrió en octubre de 2024, cuando una maquinaria amarilla fue incendiada en el municipio de Guamal, con el único fin de detener una obra de desarrollo vial. El mensaje era claro: en sus territorios no se construye sin su permiso.

“Jaider Pasita”, según el reporte oficial, tenía un prontuario escalofriante: dos anotaciones por homicidio, una por acceso carnal violento y otra por violencia intrafamiliar. Se encargaba de la logística del grupo, gestionando alojamientos, rutas y transporte. Mientras tanto, “Lucho Acuña”, el cerebro financiero de la red, era el encargado de recoger el botín de las extorsiones en varias localidades. A “Diomedes”, por su parte, se le vincula con el delito de abigeato.

El operativo, bautizado como parte de la operación Agamenón y de la estrategia Magdalena HE2 Contra la Extorsión y el Multicrimen, logró sorprender a los seis hombres justo cuando se alistaban para dormir. En total, se realizaron siete allanamientos, cinco en Pijiño del Carmen y dos en zonas rurales de Santa Ana.

Aunque muchos sabían de sus delitos, nadie se atrevía a denunciarlos. Vivían bajo la sombra de la amenaza constante. Un simple señalamiento bastaba para convertirse en “objetivo militar”.

Pero ese miedo comenzó a quebrarse. “La denuncia ciudadana fue clave”, aseguró el coronel Javier Alberto Duarte Reyes, comandante del Departamento de Policía Magdalena. “Estos resultados nos animan a seguir luchando contra el crimen organizado”.

Ahora, los seis capturados están tras las rejas y serán presentados ante un juez por los delitos de concierto para delinquir agravado, extorsión agravada y homicidio. El sur del Magdalena, por fin, respira un poco de alivio.

La Policía Nacional reitera su llamado: “Yo no pago, yo denuncio”. La línea 165 del GAULA está habilitada para quienes aún sufren en silencio.


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