
Se agarraron a trompadas por un mango… y se quedaron mirando cómo otro se lo llevó
En Santa Marta, dos recolectores terminaron enredados a golpes por un mango de chancleta, pero el final fue de película: ninguno lo probó porque un tercero apareció, lo recogió y se fue campante.
Lo que se vio en una calle de Santa Marta parecía sacado de un sketch cómico: dos hombres fajados como si estuvieran disputando un título mundial de boxeo, pero no por plata ni por orgullo, sino por un simple mango de chancleta.
La pelea empezó sin protocolo alguno: apenas se miraron feo, sonó la primera trompada. ¡Pum! Un derechazo, seguido de un cabezazo que casi tumba al rival. La gente que pasaba no entendía si era serio o si estaban jugando, pero al ver la intensidad de los jalones y los manotazos, supieron que aquello iba en serio.
El mango, mientras tanto, tirado en el suelo, brillando como trofeo. Los dos estaban tan ciegos en la refriega que no se dieron cuenta cuando un tercero, más rápido que todos, se agachó, recogió el fruto y salió campante, sin que nadie pudiera reclamarle.
Un testigo, lejos de asustarse, terminó muerto de la risa. Sobre todo porque grabó toda la escena y le metió narración como si fuera comentarista de fútbol. “¡Ahí va la trompada, cuidado que le arranca la camisa, señores, esto está candela!”, gritaba entre carcajadas. Su relato, lleno de ocurrencias, convirtió la pelea en una comedia viral en cuestión de minutos.
Al final, los dos gladiadores quedaron cansados, despeinados, con la ropa rota y sin el preciado mango. En pocas palabras: se dieron duro, pero el premio se lo llevó otro.
En Santa Marta la noticia no fue que se agarraron por un mango, sino que ni siquiera lo probaron ni lo pudieron vender.
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