
Saudith Sierra: la violencia que ejerció en casa pudo costarle la vida
El crimen habría sido ordenado como represalia por su comportamiento violento con su pareja. Aunque no descartan otras hipótesis, las autoridades creen que su muerte fue una advertencia.
Saudith Enrique Sierra Palencia agonizó en la trocha Matogiro. Herido de gravedad, con la vida escurriéndosele entre la tierra y el tiempo que pasaba, esperó por ayuda. Pero cuando finalmente llegó, ya era tarde. Murió en una clínica de Santa Marta, desangrado y con demasiadas preguntas sin responder sobre su asesinato.
Los disparos que acabaron con su vida no fueron los más brutales que ha visto la región. No lo remataron en el acto, como suele ocurrir en estos crímenes. No hubo saña ni ensañamiento. Solo lo suficiente para que no sobreviviera. Para algunos, esto tiene un mensaje claro: no fue un ajuste de cuentas ordinario. Para las autoridades, todo apunta a que su muerte estuvo relacionada con los problemas que arrastraba desde su vida privada.
Saudith, de 35 años, tenía antecedentes de violencia intrafamiliar. Su relación estuvo marcada por episodios de agresiones contra su pareja, y eso, según los investigadores, pudo ser su sentencia de muerte.
La mujer con la que convivía tenía un familiar con presuntos vínculos con las Autodefensas Conquistadores de la Sierra. Y en un territorio donde las reglas las dicta el miedo, la justicia a veces no espera por la ley.
La hipótesis principal es que alguien cercano a la víctima decidió que ya había agredido demasiado. Que era momento de callarlo. Aunque las autoridades no descartan otras líneas de investigación, esta es la que más peso tiene por ahora.
El crimen ocurrió cuando Sierra salía de su trabajo y se dirigía a su vivienda. En el camino, lo interceptaron. No murió de inmediato. Se mantuvo con vida en la trocha, esperando que alguien lo encontrara, que alguien lo auxiliara. Y aunque finalmente lo llevaron a una clínica, su cuerpo no resistió. La sangre perdida se llevó con ella cualquier posibilidad de contar lo que realmente pasó.
Hoy, la investigación sigue abierta, pero en las calles de Santa Marta muchos ya han sacado sus propias conclusiones. Dicen que su muerte fue una advertencia, que alguien cobró venganza, que la violencia en el hogar se paga caro cuando se cruza la línea con quienes no perdonan.
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