Santa Marta lució como una ‘tacita de plata’ durante la cumbre CELAC–UE: Essmar cumplió con su plan de contingencia


Mientras el mundo miraba a Santa Marta, la Empresa de Servicios Públicos distrital, Essmar, desplegó un plan especial que evitó rebosamientos, garantizó agua continua y mantuvo la ciudad en condiciones óptimas durante el evento internacional. Fue una prueba de fuego superada sin tropiezos.

Santa Marta no podía fallar. Durante la IV Cumbre CELAC–UE, cuando los reflectores internacionales apuntaron a la ciudad, el riesgo de un colapso en los servicios públicos estaba latente. Sin embargo, la Empresa de Servicios Públicos del Distrito, Essmar E.S.P., respondió con eficacia: no hubo rebosamientos, ni calles inundadas, ni cortes de agua. La ciudad se mantuvo limpia, ordenada y abastecida, como una “tacita de plata”.

Detrás de esa imagen impecable hubo una operación técnica que no se detuvo un solo minuto. Equipos de succión y presión trabajaron 24 horas en los puntos críticos del sistema de alcantarillado —Bellavista, El Mercado, el Centro Histórico, Irotama y El Rodadero— para evitar cualquier emergencia. La labor incluyó limpiezas profundas, monitoreo constante y un refuerzo con maquinaria enviada por la Unidad Nacional para la Gestión del Riesgo de Desastres (UNGRD).

En sectores como Bellavista y la Carrera Primera con calle 22, donde históricamente se presentan rebosamientos, la empresa instaló tractobombas y bombas sumergibles para garantizar que el agua siguiera su curso sin afectar a los visitantes ni a los residentes. Al cierre del evento, los equipos realizaron lavados y desinfección de calles para eliminar residuos y olores, dejando la zona libre de afectaciones.

Hubo disponibilidad de agua

Mientras tanto, el área de acueducto ejecutó un monitoreo permanente a las plantas de tratamiento y redes de distribución. La presión del agua se sostuvo incluso en los sectores turísticos más exigentes: El Rodadero, Centro Histórico, Bello Horizonte, Pozos Colorados y Don Jaca. A los hoteles y puntos estratégicos se les suministró agua mediante carrotanques, asegurando cobertura total.

La tarea no se limitó al perímetro urbano. También se realizaron labores de limpieza y desarenado en las captaciones de los ríos Gaira, Piedra y Manzanares, un trabajo clave para reforzar el suministro y evitar interrupciones en medio del evento.

La gestión fue, en palabras de la propia entidad, una “operación ininterrumpida” que combinó prevención, monitoreo y respuesta inmediata. Y aunque los ciudadanos poco notaron lo que pasaba bajo sus pies, los técnicos de Essmar celebran en silencio haberle ganado la batalla al tiempo, al riesgo y a la presión.

Durante los días de la cumbre, Santa Marta demostró que podía estar a la altura de un evento internacional sin que el agua, los olores o el caos la traicionaran. Essmar cumplió. Y con ello, la ciudad también.


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