
Santa Marta declara calamidad pública ante inminente temporada de lluvias
El Consejo Distrital de Gestión del Riesgo declaró calamidad pública ante la inminente llegada de una temporada de lluvias intensas. La ciudad activa planes de mitigación, refuerza zonas vulnerables y enfrenta además una crítica situación de desabastecimiento de agua.
En Santa Marta, el cielo aún no se ha roto en aguaceros, pero la amenaza siempre es inminente sobre cada calle, cada cerro y cada cauce. Aún no llueve, y ya hay preocupación. Es la sensación de una ciudad que aprendió —a punta de emergencias— que la prevención no puede seguir siendo una opción, sino una obligación.
Por eso, el Consejo Distrital de Gestión del Riesgo declaró este martes calamidad pública, no por lo que ha pasado, sino por lo que está por venir: una temporada de lluvias que, según el IDEAM, será más intensa de lo habitual, con un aumento del 20% en las precipitaciones durante los próximos tres meses.
La decisión, unánime y urgente, busca blindar a Santa Marta frente a posibles deslizamientos, inundaciones y daños a la infraestructura urbana y rural.
Desde ya, se activan intervenciones hidráulicas en ríos y quebradas, estabilización de taludes y operativos conjuntos con bomberos, Defensa Civil, Policía y Ejército, bajo la coordinación de la Alcaldía Distrital.
“Estamos preparándonos para mitigar, no para lamentar”, dijo el alcalde encargado, Jorge Lastra, mientras detallaba que el Banco de Maquinaria Amarilla será clave para enfrentar los puntos críticos con equipos que removerán escombros, limpiarán cauces y reforzarán terrenos inestables.
Pero mientras se alistan para contener el agua que viene, la ciudad también sufre por la que no tiene. La Empresa de Servicios Públicos de Santa Marta (ESSMAR) advirtió que los niveles de almacenamiento son alarmantemente bajos, y las conexiones ilegales agravan el panorama. Por eso, parte del plan de emergencia contempla el suministro con tanques móviles, pozos alternativos y puntos comunitarios de agua.
La Oficina de Gestión del Riesgo y Cambio Climático (OGRICC) no baja la guardia. Junto con el IDEAM y los organismos de socorro, seguirá el monitoreo constante del clima, mientras se despliegan campañas de prevención para una ciudadanía que, más allá del miedo, debe actuar con conciencia.
Santa Marta no puede detener las lluvias. Pero esta vez, al menos, no quiere que la tomen por sorpresa.
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