Según el defensor de derechos humanos, la capital del Magdalena es un paraíso para la delincuencia y la criminalidad.
Santa Marta enfrenta una grave crisis de seguridad este año, con un alarmante aumento en los homicidios, hurtos y extorsiones. Lerber Dimas, defensor de derechos humanos y experto en orden público, ha señalado que la débil política de seguridad ha convertido a Santa Marta en un atractivo foco para los delincuentes, no solo locales, sino también de otras ciudades de la región Caribe.
Dimas explicó que las bandas organizadas radicadas en la ciudad y de localidades cercanas tienen plenamente identificadas las deficiencias en la respuesta de Santa Marta ante el crimen.
“Las falencias en la materia de respuesta son evidentes. Los grupos delincuenciales aprovechan estas debilidades para cometer robos en bancos, negocios de comida y comercios, y regresan a sus lugares de origen sin mayores dificultades”, señaló el experto.
El panorama de violencia en Santa Marta no es nuevo, pero Dimas reconoció que el actual gobierno ha fallado en reaccionar eficazmente ante la criminalidad.
“Santa Marta nunca se preparó adecuadamente para contener las violencias ni para disminuir los diferentes flagelos que venían en ascenso”, afirmó.
División política y desorden institucional
Otro factor que ha facilitado el accionar de los delincuentes es la división política en la ciudad y en el departamento de Magdalena. Según Dimas, esta falta de coordinación y voluntad política ha debilitado la respuesta de las fuerzas de seguridad.
“Santa Marta carece de estrategias de seguridad e inteligencia, mientras sus gobernantes y líderes políticos se pelean entre ellos. Es una situación lamentable porque los que sufren son los ciudadanos”, enfatizó.
La crisis de seguridad en Santa Marta no solo involucra a la delincuencia común, sino también a los grupos de Autodefensas.
Según el defensor de derechos humanos, todos los actores armados se están valiendo del caos administrativo y los errores en la estrategias adoptadas para fortalecerse en el territorio.
Para Lerber Dimas es importante saber diferenciar la violencia urbana y el crimen organizado que son fenómenos diferentes que requieren enfoques y estrategias distintas.
«El crimen organizado tiene dinámicas que operan desde las montañas, mientras que la violencia urbana incluye delitos como atracos y robos en la ciudad», dice.
La incapacidad de la ciudad para distinguir y abordar estas dos formas de violencia ha exacerbado la crisis.
En ese sentido, manifestó que para que la ciudad no siga en manos de la delincuencia y criminalidad, es necesario una reacción urgente del gobierno local y nacional con acciones independientes que se dirijan eficazmente para contrarrestar los grupos de delincuencia común y las Autodefensas.