Delincuentes foráneos tienen azotados a los locales que se dedican a las mismas actividades ilícitas. Hasta los delincuentes se quejan de la inseguridad que hay en la capital del Magdalena.
Durante un debate sobre seguridad en el Concejo, el concejal Miguel Martínez compartió una anécdota peculiar que escuchó en Santa Marta: Un individuo detenido en los calabozos le relató que había robado un celular para regalárselo a su novia, pero esta terminó siendo víctima de otro delincuente que le arrebató el dispositivo en la calle.
«Estoy encarcelado por hurto y mi novia no pudo disfrutar el regalo», le confesó el asaltante al concejal, quien también es abogado.
Según Martínez, los habitantes de Santa Marta que se dedican al hurto están preocupados por la creciente llegada de asaltantes provenientes de Barranquilla y La Guajira, así como de algunos migrantes, quienes incluso afectan a los delincuentes locales. “Les dañan la plaza”, expresa el concejal.
«La situación en Santa Marta es tan grave que los ladrones locales se quejan de la llegada de asaltantes foráneos, quienes les arrebatan su fuente de ingresos diaria», expresó Martínez. «Estas personas aseguran que roban y luego son robados cuando salen a celebrar los frutos de sus fechorías. Esto solo ocurre en Santa Marta, donde ni siquiera entre los propios delincuentes hay respeto», agregó el concejal.