Pese a la advertencia de la Alcaldía y a los pronósticos de fuertes aguaceros, Atesa no cumplió con su cronograma de recolección. Las calles están llenas de desechos, lo que agrava el riesgo de inundaciones y crisis sanitaria.

Ni la alerta lanzada por la Alcaldía ni el comunicado de prensa que advertía sobre la necesidad de extremar medidas preventivas ante las lluvias hicieron que Atesa, la empresa encargada del aseo, cumpliera con su deber. Este sábado, Santa Marta amaneció convertida en un vertedero a cielo abierto: bolsas de basura rotas en las esquinas, desperdicios regados en vías principales y un hedor que delata días sin recolección.

Crisis sanitaria a la vista

Los camiones recolectores no pasaron, lo que provocó que la ciudad no estuviera preparada para las precipitaciones anunciadas por el Ideam. Si las lluvias llegan, como está previsto, el agua no solo inundará las calles: arrastrará toneladas de basura hacia el mar o, en el mejor de los casos, a las canaletas y desagües que quedarán obstruidos. El resultado será un riesgo de inundaciones aún mayor para barrios que todavía no se recuperan de los aguaceros pasados.

El escenario sanitario es igual de preocupante. Las aguas de lluvia mezcladas con aguas residuales y desechos domiciliarios y comerciales son caldo de cultivo para infecciones y enfermedades. La situación podría escalar en cuestión de horas si no se actúa con urgencia.

Las críticas contra Atesa crecen. La empresa sigue acumulando quejas por incumplir su programación, aunque cobra puntualmente sus servicios en la factura de energía. Los ciudadanos sienten que pagan por un servicio que no reciben y que, en momentos críticos como este, la falta de acción los deja desprotegidos.

Hoy, la esperanza de muchos es que el pronóstico se equivoque y no llueva. Porque si cae el aguacero, Santa Marta no solo se inundará de agua: quedará sumergida en basura, hedor y una crisis sanitaria que, como tantas otras, ya se veía venir.