La joven colombiana fue hallada sin vida en un apartamento del barrio La Elipa. Su madre denuncia irregularidades en el proceso y exige que España y Colombia garanticen una investigación transparente.

El 17 de agosto, María Camila Mendoza Gutiérrez, una samaria de 21 años que residía en España desde 2022, apareció muerta en un apartamento del barrio La Elipa, en Madrid. Desde entonces, la familia solo ha recibido versiones confusas y un silencio que aumenta la sospecha: no hay dictamen médico oficial, no se ha entregado un registro de defunción y los acompañantes de la joven nunca fueron sometidos a pruebas ni a interrogatorios judiciales inmediatos.

Su madre, Silvana Gutiérrez, fue quien encendió las alarmas. Al notar que su hija no llegó a casa la noche anterior, llamó a su celular y la llamada fue contestada por personal de emergencias del SAMUR: “Debe venir a esta dirección, su hija está en estado crítico”, le dijeron. Cuando llegó, ya era tarde.

Las autoridades manejan la hipótesis de una sobredosis, pero sin autopsia pública ni pruebas forenses divulgadas, la familia rechaza que se estigmatice a la joven.

“María Camila era de casa, trabajadora, con valores. No vamos a permitir que manchen su nombre”, asegura su madre.
En redes sociales, amigos y allegados denuncian que el caso se intenta cerrar sin investigación real. El mensaje viral en Facebook con el hashtag #JusticiaParaMaria reclama la intervención del Consulado y la Embajada de Colombia en Madrid, así como de organismos de derechos humanos, para que no quede en la impunidad.

Mientras tanto, la familia lucha contra el dolor y la incertidumbre, convencida de que la verdad sobre la muerte de María Camila aún no ha sido contada.