Roban, huyen y regresan: la banda de motos que azota a Santa Marta


Aunque las cámaras los delatan y su forma de operar es la misma, los ladrones siguen actuando como si nada. La comunidad ya no sabe cómo protegerse.

No se esconden. No improvisan. Roban con precisión, sin miedo como si supieran que nadie va a detenerlos.

Dos hombres caminan por la calle como si fueran vecinos más. Llegan a la terraza de una casa en Andrea Carolina, fuerzan la reja y, en segundos, ya van montados en una moto ajena. La cámara de seguridad graba todo. Otra vez.

Lo mismo pasó hace una semana en Altos de Simón Bolívar. Y antes, en Villa de Alejandría. En casos incluso no hay cámara, pero sí testigos que no dudan: son los mismos.

La ciudad está siendo cazada por una banda de ladrones que ya no teme ni a la luz, ni a las cámaras, ni a la Policía. Porque, aunque todos los videos están en manos de las autoridades, nadie ha sido capturado. Nadie ha pagado por nada.

En Andrea Carolina, los vecinos están hartos. Comparten los videos en redes sociales, se escriben entre ellos, se alertan, se organizan. Pero el miedo no se va. “Es como si no sirviera de nada tener rejas o cámaras. Ellos entran, roban y se van como si nada”, dice un vecino, que ahora duerme con la moto en su cuarto.

Los videos muestran siempre lo mismo: dos hombres. Uno vigila, el otro actúa. Sin máscaras, sin prisas. Fuerzan la reja, levantan la moto, la empujan, la prenden. Fin. Todo en menos de 30 segundos.

No importa cuántas veces sean grabados. No importa si los vecinos ya los reconocen. Ellos vuelven. Como si supieran que nadie los va a tocar.

En las noches, en los grupos de WhatsApp de cada barrio, ya no se comparten memes. Se mandan alertas. “Están otra vez por aquí”, “pasaron por la cuadra”, “andan merodeando”. Así se vive ahora. Con miedo, con rabia y con impotencia.

La Policía dice que investiga. Que revisan los videos. Que están “en seguimiento”. Pero las motos siguen desapareciendo. Y los vecinos se sienten solos. A la deriva.

“Nos toca escondernos como si fuéramos los ladrones. Meter las motos dentro de la sala, dormir con la reja amarrada. Porque si no, en la madrugada ya no está”, comenta otro residente.

La banda sigue libre. Roban de frente, sin apuros, sin esconderse. Porque saben que las cámaras no muerden. Y que, por ahora, la justicia tampoco.


¿Quieres pautar

con nosotros?