Han pasado ya 15 días desde su secuestro y todavía nada se sabe sobre su paradero y estado de salud. Autoridades en silencio total.
El pasado 3 de septiembre, la tranquila vida de Daniel Nolavita, un indígena Kogui, se vio abruptamente alterada cuando hombres armados irrumpieron en su vivienda, ubicada en una zona rural de Ciénaga, Magdalena.
Desde ese día, Nolavita, de 40 años, ha permanecido en paradero desconocido, sumiendo a su familia en una angustia constante y a la comunidad Kogui en un profundo dolor.
El ataque, ejecutado por varios individuos armados, se produjo sin previo aviso. Nolavita y su esposa fueron sacados de su hogar en medio de la oscuridad de la noche. La esposa de Nolavita quien fue dejada en libertad horas después ha indicado que los secuestradores mencionaron que él era acusado de ser informante del Ejército con relación con las operaciones de las Autodefensas en la región.
Sin embargo, la familia del indígena desmiente esta acusación, aclarando que Nolavita no habla ni entiende español y se comunica exclusivamente en su idioma nativo.
A pesar de las especulaciones y el silencio alrededor del caso, dos grupos armados principales en la zona, las Autodefensas Conquistadores y los Gaitanistas, han negado cualquier implicación en el rapto.
No obstante, defensores de derechos humanos, como Lerber Dimas, han señalado que estos grupos son los únicos que podrían haber llevado a cabo tal acción. “¿Para esto quieren una mesa socio-jurídica?”, cuestiona Dimas, poniendo en duda la verdadera voluntad de paz de los grupos responsables y expresando su escepticismo sobre la posibilidad de encontrar a Nolavita con vida.
La incertidumbre sobre el paradero de Nolavita persiste a medida que pasan los días. Dimas y otros defensores de derechos humanos temen que el indígena no se encuentre en buenas condiciones.
La ausencia de comunicación sobre las razones del rapto solo intensifica el temor y la desesperación entre sus seres queridos.
La familia Nolavita, atrapada en un torbellino de angustia y dudas, clama por respuestas. El clamor por justicia y por el regreso seguro de Daniel Nolavita se vuelve cada vez más urgente.
La comunidad local y los defensores de derechos humanos siguen atentos, esperando que la verdad sobre su desaparición salga a la luz y que se haga justicia.