Raúl salió a trabajar en la madrugada y lo mataron a puñal para robarle su celular


El carnicero y mototaxista de 53 años fue atacado con arma blanca en el barrio Los Fundadores. Su muerte refleja el miedo que viven los habitantes de Valledupar ante el aumento de los robos.

A Raúl Blanco Tristancho lo mataron por un celular. Eran las cinco de la mañana y apenas empezaba su jornada cuando dos hombres en moto lo interceptaron en una esquina del barrio Los Fundadores de Valledupar. Se resistió al robo, pero la respuesta fue un puñal que le abrió el pecho y lo dejó desangrarse en plena calle, sin que nadie pudiera salvarlo.

El hombre de 53 años, que dividía su tiempo entre la carnicería Surticarnes Lilibeth y el mototaxismo, nunca volvió a casa. La rutina de madrugar para sostener a sus tres hijos terminó convertida en tragedia, en un hecho que sacudió a vecinos y comerciantes del sector.

Así fue la tragedia

Como todos los días, Raúl salió rumbo a la carnicería, donde llevaba años trabajando. Esa rutina de madrugar, montar en su moto y ganarse la vida era parte de lo que lo definía: un hombre trabajador, que alternaba su oficio con el mototaxismo para sostener a sus tres hijos.
Pero esa madrugada, dos hombres en motocicleta lo interceptaron en la transversal 23 con carrera 18. Querían robarle el celular. Él se resistió. La respuesta fue brutal: varias puñaladas que apagaron su vida antes de que alguien pudiera socorrerlo.

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El barrio en silencio

En Los Fundadores, los vecinos aún no asimilan lo ocurrido. La carnicería abrió tarde ese día y, cuando lo hizo, la tristeza se respiraba en cada mirada. “Era un hombre honesto, trabajador. Siempre con una sonrisa, siempre madrugando”, repetían quienes lo conocieron.

Su familia, destrozada, apenas alcanzaba a decir entre lágrimas: “Todo lo hacía por sus hijos”. La imagen de Raúl, montado en su moto, cargando bolsas de carne y regresando sudado pero satisfecho al final de cada jornada, quedó grabada como el recuerdo de un padre que no se rendía.
El crimen de Raúl no fue un hecho aislado. En Valledupar, los atracos se han vuelto parte del paisaje urbano. Los vecinos del barrio aprovecharon la tragedia para denunciar lo que viven a diario: “Aquí uno sale con miedo, no hay día que no se escuche de un robo. Nos sentimos desprotegidos”.

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La Policía Metropolitana informó que la SIJIN revisa cámaras de seguridad y recoge testimonios para dar con los responsables. El coronel Alex Durán Santos aseguró que se reforzarán los operativos e incluso se implementarán cámaras con reconocimiento facial. Pero en el barrio la desconfianza persiste: la gente quiere resultados, no promesas.

La muerte de Raúl no solo dejó un vacío en su casa, sino también en una comunidad que lo veía como un símbolo de esfuerzo. Cada corte de carne que hacía, cada carrera que aceptaba en su moto, era parte de un sacrificio que ahora quedó inconcluso.


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