Rafael Martínez entregó vía que pone fin a décadas de retraso a Guamal

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Durante mucho tiempo, la falta de infraestructura vial condenó a esta población al atraso y la pobreza extrema.

Por primera vez en la historia, los habitantes del municipio de Guamal, en el sur del Magdalena, sienten que el progreso tocó su puerta.

Con la inauguración de los primeros 15 kilómetros de la vía Guamal-Astrea y el inicio de la fase dos del proyecto, que contempla 22 kilómetros adicionales, los guamaleros celebran el fin de décadas de aislamiento y sufrimiento.

El camino de la desesperanza

Durante años, la carretera que conectaba a Guamal con el resto del departamento y los vecinos Bolívar y Cesar fue más una trampa que una vía de comunicación. Cada temporada de lluvias, el barro y los huecos la convertían en un territorio imposible de transitar.

Carlos Méndez, campesino de la zona, recuerda con angustia los días en los que tenía que sacar su cosecha en burros o en canoas improvisadas cuando la vía se inundaba.

«El mango, la yuca, el maíz, todo se nos perdía porque no podíamos llevarlo a los mercados. Nos tocaba venderlo a lo que nos dieran o verlo podrirse», cuenta con un dejo de nostalgia y rabia contenida.

Los niños y jóvenes tampoco escapaban de esta realidad. «Muchos dejaron de estudiar porque simplemente no podían llegar al colegio», afirma Julia Gómez, una madre de familia de la vereda Pedregosa. «Los buses no entraban y los profesores a veces no llegaban. Era un sufrimiento diario».

La tragedia alcanzó su punto más crítico con los enfermos. Casos de personas que fallecieron porque la ambulancia no podía llegar a tiempo son recordados con dolor en la comunidad. «Cuántas vidas se perdieron porque no había forma de salir. Era una injusticia», dice José Ramos, un líder comunitario.

Un acto de justicia histórica

Este domingo, la historia cambió. La inauguración de la nueva vía estuvo cargada de emoción. Campesinos, comerciantes y familias enteras se volcaron a la carretera para presenciar el corte de la cinta que daba paso a un nuevo futuro.

El gobernador Rafael Martínez, hijo de esta tierra y quien vivió en carne propia el abandono de su pueblo, fue el encargado de entregar la obra. A su lado, su antecesor Carlos Caicedo, quien ideó y financió la primera fase, compartió la satisfacción del logro.

«Esta vía no es solo cemento y asfalto. Es un acto de justicia con los que murieron sin poder ser atendidos, con los campesinos que perdieron sus cosechas y con los niños que vieron truncados sus sueños», expresó Martínez en su discurso, mientras la multitud lo aplaudía.

La inversión de $59.530 millones en esta primera fase beneficiará a más de 77 mil personas, quienes ahora podrán transportar sus productos con facilidad, acceder a educación y salud sin obstáculos y, sobre todo, sentirse parte de un departamento que los había dejado en el olvido por más de un siglo.

Un futuro sin barro ni aislamiento

La conexión entre Guamal y Astrea ya no es un sueño, sino una realidad tangible. Además, con el inicio de la fase dos, que extenderá la carretera 22 kilómetros más, la región se convertirá en un epicentro de desarrollo agrícola y comercial.

La Gobernación del Magdalena ha destacado que este proyecto es parte de una estrategia más amplia denominada Vías del Cambio, que busca mejorar la infraestructura vial en todo el departamento.

Hasta el momento, se han intervenido 963 kilómetros de carreteras, con una inversión de $392 mil millones.

«Ya no tenemos que esperar a que el barro nos diga cuándo podemos salir. Ahora tenemos una vía de verdad», dice entusiasmado Miguel Pérez, ganadero de la región. «Esto es un nuevo comienzo para todos».

La esperanza renace en Guamal y en cada uno de los sectores beneficiados, desde Playas Blancas hasta San José de Paraco, pasando por corregimientos y veredas que ahora ven la luz después de décadas de oscuridad.

La carretera que antes simbolizaba desesperanza hoy es sinónimo de progreso. Los guamaleros lo saben y lo celebran con la certeza de que, esta vez, el cambio llegó para quedarse.