Paola Ramírez, madre de los niños asesinados en Engativá, denunció que Darwin Beltrán, su expareja y autor del crimen, la contactó desde la cárcel para pedirle la ubicación de las tumbas de los pequeños.

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Meses después del horror que estremeció a Bogotá, Paola Ramírez recibió una llamada que revivió su peor pesadilla. Darwin Beltrán, el hombre que en octubre de 2024 asesinó brutalmente a sus hijos Santi Esteban, de 4 años, y Susan Camila, de 7, la llamó desde prisión con una insólita pregunta: quería saber dónde estaban enterrados los niños que él mismo había matado.

La llamada ocurrió el mismo día en que su hija habría cumplido ocho años. Mientras familiares rendían homenaje en el lugar donde reposan los restos de los pequeños, ella recibió la sorpresiva comunicación. Beltrán, con absoluto descaro, le preguntó si no tenía derecho a saber dónde estaban sus hijos “para ir a visitarlos” cuando saliera libre.

El crimen ocurrió el 28 de octubre de 2024, en el barrio Las Ferias de Engativá, cuando Beltrán atacó a sus hijos tras ver a su expareja con otro hombre. Luego del acto, mostró los cuerpos de los menores por la ventana en un gesto cruel y perturbador. Por ese hecho, fue capturado y enviado a prisión, señalado como único responsable del doble homicidio.

La llamada desde la cárcel causó una nueva ola de indignación. Paola, aún devastada por la pérdida, aseguró no entender cómo alguien capaz de cometer un acto tan atroz tiene el cinismo de buscarla para pedir información sobre los niños que él mismo les arrebató.