Fue vista conversando con el menor que disparó. Su identidad es un enigma y su rol en el ataque ha generado hipótesis que sacuden la investigación.

La escena dura apenas unos segundos. En medio de la multitud, una mujer de edad avanzada se acerca a hablarle al menor que, instantes después, saca un arma y dispara contra el precandidato presidencial Miguel Uribe Turbay.

No hay gritos, no hay gestos bruscos. Solo una mirada, unas palabras cortas, y luego el silencio antes del caos.

Ese instante captado por las cámaras de un celular ha puesto en alerta a las autoridades. ¿Quién es ella? ¿Qué le dijo al menor? ¿Estaba implicada o fue testigo involuntaria de un plan criminal? Esas preguntas marcan ahora el rumbo de una investigación que se ha tornado más compleja de lo que parecía en un principio.

La Fiscalía, que analiza cuadro por cuadro los registros del atentado, ha identificado esa interacción como un punto clave en la reconstrucción de los hechos. La mujer no solo estuvo en el lugar, sino que habló directamente con el atacante segundos antes del disparo. Su rostro, sin embargo, aún no ha podido ser reconocido con claridad, y su paradero es desconocido.

“No se descarta ninguna posibilidad”, advierte un investigador que participa en el caso. “Su presencia no puede ser vista como una coincidencia mientras no se tenga certeza de lo contrario”.

En los pasillos judiciales se manejan hipótesis que van desde la complicidad hasta la utilización de la mujer como simple intermediaria. Una versión apunta a que pudo ser el canal por el que los autores intelectuales se comunicaron con el menor sin levantar sospechas. Otra teoría sugiere que fue testigo de algo relevante y que su silencio —o su ausencia— está entorpeciendo los avances del caso.

En redes sociales, las conjeturas han desbordado el análisis técnico. Algunos usuarios afirman que su función fue distraer. Otros, que pasó una orden. Ninguna versión ha sido confirmada, pero la presión pública ha llevado a que la Fiscalía acelere los actos urgentes para identificarla.