El hombre señalado por el feminicidio de la joven de 22 años en enero de 2024, recuperó la libertad por vencimiento de términos. La familia denuncia negligencia judicial y clama por justicia.

La noticia cayó como un balde de agua fría en el hogar de Juliana Gómez Escobar. La joven, conocida por sus familiares y amigos como “Yaya”, fue asesinada presuntamente por su expareja, Mario Alfredo Bastidas Hernández, el 8 de enero de 2024.

Ese mismo día, Bastidas fue capturado y enviado a prisión. Hoy, un año y cuatro meses después, está en libertad.

El motivo: vencimiento de términos en el proceso judicial. Una falla en el sistema que, para la familia de la víctima, es una nueva forma de violencia. “Ella está muerta. Él, libre. ¿Dónde está la justicia?”, cuestiona, un familiar.

El crimen ocurrió en una vivienda del barrio Santa Fe, al oriente de la ciudad. Según las primeras versiones, una discusión terminó en tragedia. Juliana, de 22 años, fue hallada sin vida. La causa de muerte: presunta asfixia. Aunque habían terminado, ellos mantenían una relación sin compromisos aparentes incluso grababan videos para adultos, pero aquel día todo se salió de control y terminó en tragedia.

Desde entonces, Bastidas fue procesado por feminicidio. Estuvo privado de la libertad mientras la Fiscalía avanzaba en el caso. Sin embargo, los tiempos legales no fueron respetados y la demora procesal terminó favoreciendo al señalado. Un juez ordenó su libertad inmediata.

La reacción fue inmediata. Familiares, amigos y colectivos feministas se manifestaron en redes sociales y frente al Palacio de Justicia. “Yaya no murió, la mataron, y el Estado le falló”, señalan allegados de la víctima.

La Fiscalía anunció que el proceso contra Bastidas no se cierra. Continúa, dicen, con nuevas diligencias y recolección de pruebas. La parte acusadora ya apeló la decisión. Pero en la casa de Juliana, la esperanza que se haga justicia ya genera dudas.

“El niño quedó sin madre, nosotros sin hija. ¿Y él qué? ¿A vivir tranquilo mientras esperamos justicia?”, lanza la madre de Yaya, abrazando la única foto que le queda de su hija.