
Pueblo fantasma: el terror de los grupos armados que paraliza a Pivijay
Los enfrentamientos entre grupos armados y el cobro de extorsiones han obligado a la población a encerrarse en sus casas. A pesar de las capturas, el miedo persiste y la economía local se desploma.
Las calles de Pivijay y su corregimiento Media Luna están vacías. Las casas con las puertas cerradas, los negocios sin clientes y el murmullo del comercio silenciado por el miedo. Es un pueblo fantasma de día y de noche. Aquí, salir a la calle sin una razón de peso es un riesgo que nadie quiere correr.

Dos grupos armados, Los Primos y el Clan del Golfo, se disputan el territorio con sangre, extorsiones y amenazas. Antes fueron socios en el crimen, ahora son enemigos. En su lucha por el poder, no solo se matan entre ellos, sino que someten a la población a una presión asfixiante: comerciantes y ciudadanos quedan atrapados entre sus exigencias.
“Si uno le paga a un grupo, el otro lo ataca”, dice un comerciante que, por seguridad, pide omitir su nombre. “Llegan en moto a cualquier hora del día, exigiendo el pago de la cuota. Si uno no tiene el dinero, le ordenan cerrar. Así han quebrado a muchos”.

La crisis es evidente. Restaurantes, bares y tiendas que antes daban vida a la economía local han cerrado. La gente prefiere no salir, los eventos sociales son casi inexistentes y la sensación de inseguridad ha paralizado al municipio.
El miedo no se va, ni con las capturas
Las autoridades han respondido con operativos. Más de 20 capturas se han registrado en las últimas semanas, incluyendo la de un menor de edad que, según la Policía, estaba al servicio de Los Primos. También han incautado armas, municiones y panfletos amenazantes que estaban siendo distribuidos entre la población.

«Estamos trabajando para devolverle la tranquilidad a Pivijay y sus corregimientos», aseguró el coronel Javier Alberto Duarte Reyes, comandante del Departamento de Policía Magdalena. Sin embargo, a pesar del refuerzo en seguridad, el miedo sigue latente.
Norma Vera, defensora de derechos humanos, lanzó una alerta: «Pivijay y Media Luna se están convirtiendo en pueblos fantasma. Hay un inminente riesgo de desplazamiento forzado y el terror sigue apoderándose de la gente». Según sus denuncias, ya se han registrado al menos diez homicidios en medio de esta disputa territorial.

Una comunidad al borde del colapso
El drama de Pivijay no solo es la violencia, sino el impacto económico y social que está dejando. «Nos han quitado la tranquilidad y el sustento», dice otro comerciante. «Antes vendía el triple, ahora abro por si acaso, pero la gente no sale y esto nos está llevando a la ruina».
El llamado de la comunidad es claro: necesitan más seguridad, pero también medidas urgentes para reactivar la vida en el municipio. Mientras tanto, las calles de Pivijay seguirán siendo un reflejo del temor que lo consume, con persianas cerradas y pasos apurados antes del anochecer.
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