Público una foto comiendo en un local y lo asesinaron 30 minutos después 


Su familia se negaba a creer lo que había pasado. Aseguraba que lo acababan de ver tranquilo y en excelente estado en una fotografía que subió él mismo en redes. 

Naren Ferreira Mejía acostumbraba a publicar su día a día en las redes sociales. Aparentemente parecía un joven tranquilo y sin problemas, que había llegado a Barranquilla en busca de mejores oportunidades. Familiares dicen que esa costumbre de decir dónde y con quién estaba todo el tiempo; resultó fatal porque permitió que sus agresores supieran exactamente en qué lugar se encontraba y lo mataran este domingo por la noche. 

Treinta minutos. Ese fue el tiempo que pasó entre la última publicación de Naren en Facebook y los disparos que acabaron con su vida. Dos hombres armados entraron a un local de comidas rápidas en el barrio Villa Mundy, en Soledad, Atlántico, donde permanecía comiendo y allí le dispararon sin decir una palabra.

Naren estaba sentado con un amigo. Los tiros fueron directos a la cabeza. Murió en la silla, sin oportunidad de recibir atención médica. Los asesinos huyeron antes de que alguien pudiera reaccionar. Sus seres queridos cuando les dijeron lo que había pasado no lo podían creer. Decían que era imposible, que acababan de ver una foto de él en Facebook donde lucía tranquilo y en excelentes condiciones. 

Un rastro digital y un crimen fulminante

Testigos aseguran que la escena fue rápida y precisa, como si supieran exactamente dónde estaba. “Fue como si hubieran visto la foto y lo vinieran a buscar”, dijo uno de ellos.

La víctima, nacida en Puebloviejo, Magdalena, vivía y trabajaba en Barranquilla. No tenía antecedentes ni problemas conocidos. Para su familia, el crimen es tan inexplicable como doloroso.

En su pueblo natal, las calles amanecieron hablando del joven. La última foto que publicó —una imagen cotidiana, sin sospechas— se ha convertido en un retrato de despedida que muchos no pueden dejar de mirar.

La investigación busca determinar si la publicación en redes sociales permitió a sus asesinos ubicarlo. Lo cierto es que Naren pasó de sonreír frente a una cámara a convertirse en una víctima más de la violencia, en apenas media hora.


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