El joven de Fundación, Magdalena, decidió alistarse en un conflicto ajeno. Su nombre ahora se suma a la lista de colombianos que han perdido la vida en la guerra entre Rusia y Ucrania.

La noticia viajó más rápido que el viento y cayó como un baldado de agua fría en Fundación, Magdalena. José Antonio Sánchez Pabón, de apenas 27 años, fue reportado como una de las más recientes bajas en el conflicto que desangra a Ucrania.

La decisión que lo llevó a miles de kilómetros de su tierra natal nació de una promesa tentadora: hasta 20 millones de pesos mensuales por sumarse al ejército extranjero. Un ingreso imposible de alcanzar en su municipio, donde el rebusque diario es la única certeza para muchos.

En medio de la necesidad y la esperanza de un futuro mejor, José dejó a su familia y a su barrio. Se embarcó en un viaje que parecía abrirle puertas a una vida distinta, pero lo condujo directo a un destino marcado por la violencia y la muerte.

Hoy, en Fundación, su ausencia pesa como una losa. Sus padres y hermanos no entienden cómo un conflicto ajeno terminó arrebatándoles a su ser querido. Entre lágrimas, lo recuerdan como un hombre trabajador, valiente y lleno de ilusiones.

“Él solo quería ayudar a la familia, buscaba un futuro distinto, pero mire lo que pasó”, dice un allegado, con la voz entrecortada.

El caso de José no es aislado. En los últimos meses, varios colombianos han sido reportados entre las filas de combatientes en Ucrania. Historias marcadas por la pobreza, la falta de oportunidades y la esperanza de encontrar en la guerra lo que la vida en casa les negó.

En Fundación, la partida de José deja más que dolor: deja una advertencia. Su familia y amigos hacen un llamado a los jóvenes para que no caigan en la trampa de promesas que terminan costando la vida.

José Sánchez ya no volverá. Su nombre quedará grabado como otro colombiano que, en busca de sueños imposibles, encontró la muerte en tierras lejanas.