La pequeña Blakely, de apenas 12 meses, fue atacada mortalmente por un pitbull dentro de su casa. Su madre presenció la tragedia y luchó por salvarla, pero no pudo evitar el desenlace.

Una tarde normal se transformó en una pesadilla para Nicole Blosser. En segundos, vio cómo su bebé de un año era atacada por el perro que había convivido con ellos durante años. La pequeña Blakely murió en sus brazos tras un ataque violento que ni el instinto desesperado de una madre pudo detener.

Todo ocurrió el 2 de julio en una vivienda del condado de Tuscarawas, Ohio. Nicole se encontraba dentro del hogar, recogiendo ropa, mientras su hija jugaba a pocos metros. El pitbull, que hasta entonces no había mostrado señales de agresividad hacia humanos, se abalanzó sin previo aviso sobre la niña. Las mordidas fueron dirigidas al rostro y al cuello.

Nicole hizo lo imposible por apartarlo. Recibió varias mordidas en el intento. Alcanzó a llamar al 911, aunque la primera comunicación no fue efectiva. En medio del caos, logró marcar nuevamente. Pero la ayuda no llegó a tiempo.

Los paramédicos solo pudieron confirmar lo inevitable: Blakely, de tan solo 12 meses, no sobrevivió al ataque. El sheriff del condado, Orvis Campbell, dijo que su equipo encontró una de las escenas más desgarradoras que han enfrentado. “La madre hizo todo lo que estuvo en sus manos”, aseguró.

El padre de la menor, Derrick, no estaba en casa durante el ataque. La familia, rota por el dolor, tomó luego la decisión de sacrificar al animal. Aunque nunca había atacado a personas, sí tenía antecedentes de agresividad con otros animales.

Nicole, con heridas físicas aún visibles, enfrenta ahora el duelo más difícil: la pérdida de su hija. La comunidad, conmocionada por la tragedia, ha mostrado su apoyo, mientras crece el debate sobre los riesgos de ciertas razas en entornos familiares.

Blakely apenas daba sus primeros pasos. Su vida terminó de forma brutal en el mismo lugar donde debía sentirse más segura.