Petro y Pinedo ratifican su apuesta por dos plantas desalinizadoras para superar la emergencia de agua en Santa Marta


La crisis de abastecimiento ya no depende solo de la sequía: incluso en temporada de lluvias, miles de hogares siguen sin agua. Ante el crecimiento desordenado de la ciudad y la incapacidad de las fuentes tradicionales, el Gobierno Nacional y el Distrito coincidieron en avanzar con plantas desalinizadoras como la única salida estable.

En Santa Marta, la falta de agua dejó de ser un problema de temporada seca. Hoy, incluso bajo la lluvia, las familias siguen padeciendo la escasez, los carrotanques recorren barrios enteros y el malestar ciudadano se siente en cada esquina. El colapso no es nuevo, pero ahora se reconoce como permanente: la ciudad creció sin planeación y su infraestructura hídrica ya colapsó.

En este escenario, el Gobierno Nacional y el Distrito ya definieron la hoja de ruta. Tras una mesa de trabajo con la empresa Essmar —intervenida por la Superintendencia de Servicios Públicos desde 2021—, se concluyó que Santa Marta necesita al menos 600 litros por segundo adicionales para poder garantizar el abastecimiento de los próximos años. La apuesta escogida: la construcción de plantas desalinizadoras.

“El mar Caribe se convierte en la única fuente estable frente a la incapacidad de los ríos para sostener la demanda”, explicaron el superintendente de Servicios Públicos, Felipe Durán Carrón, quien estuvo de visita en la ciudad coordinando todo el plan de inversiones y cronograma de trabajo.

Lo que sigue

En efecto, los caudales que abastecen la ciudad son cada vez más inestables, afectados tanto por las sequías como por la variabilidad climática. Y mientras la población urbana sigue en aumento, la infraestructura existente ya no logra sostener ni siquiera el consumo básico.

La decisión, según el Gobierno, se trabajará durante los actuales mandatos nacional y distrital, con participación del Ministerio de Vivienda, Planeación Nacional y el respaldo técnico de la Essmar. La meta es transformar lo que hasta ahora parecía un recurso inalcanzable —el agua del mar— en la base de un sistema de abastecimiento seguro y continuo para la ciudad.

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La crisis, admiten las autoridades, es insostenible. Y por primera vez en años se plantea una salida estructural que no depende de la lluvia, ni de la improvisación, ni de soluciones de emergencia. Si el plan se cumple, Santa Marta podría pasar de sobrevivir con carrotanques a contar con un suministro constante, proveniente del mismo mar que la rodea.


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