Petro, feliz en Santa Marta participando en actos de los 500 años


Durante los actos por el medio milenio de Santa Marta, el presidente Gustavo Petro ha liderado una agenda simbólica centrada en la reivindicación de los pueblos indígenas de la Sierra Nevada, su legado ancestral y el compromiso de saldar las deudas históricas con la ciudad más antigua de América.

Desde el lunes 28 de julio, el presidente Gustavo Petro se instaló en Santa Marta para conmemorar los 500 años de la ciudad que, en sus palabras, “es el corazón del mundo”. Pero, lejos de una celebración convencional centrada en la fundación colonial, su enfoque fue otro: mirar hacia las montañas, escuchar a los que estaban primero y replantear el rumbo de una ciudad con profundas brechas históricas.

“El verdadero significado de esta fecha debe ser un nuevo inicio, un punto de inflexión que conecte lo ancestral con lo moderno, que reconozca lo negado y que corrija siglos de exclusión”, afirmó el mandatario en uno de sus discursos. Y con esa visión marcó cada paso de su agenda, que tuvo como eje principal el reconocimiento a las culturas indígenas de la Sierra Nevada de Santa Marta.

Ciudad Perdida: escenario de un juramento ancestral

El evento más simbólico de su agenda fue el encuentro del presidente con las autoridades indígenas en Teyuna – Ciudad Perdida, sitio sagrado y patrimonio ancestral del pueblo Tayrona. Allí, acompañado por la ministra de las Culturas, Yannai Kadamani Fonrodona, Petro participó en un acto de juramento indígena, en el que recibió el mensaje espiritual y político de los mamos: equilibrio, paz y respeto por la vida y el territorio.

“No se trata solo de un acto espiritual. Es una declaración de principios desde la cosmovisión indígena, una forma de decirle al país que no hay futuro si no se respeta el legado milenario de los pueblos originarios”, dijo la ministra Kadamani, quien también resaltó que esta visita es una forma de reparación simbólica frente a siglos de invisibilización.

Para los líderes indígenas, fue una oportunidad inédita. No solo por la presencia física del jefe de Estado en uno de sus lugares sagrados, sino porque, según ellos, es la primera vez que un presidente se integra de manera tan directa a sus ritos y escucha sin filtros sus planteamientos sobre el futuro.

Una deuda con Santa Marta

En sus intervenciones, Petro no solo exaltó la cultura ancestral, también fue directo al señalar los problemas estructurales de Santa Marta, especialmente la crisis del agua potable. “No puede ser que la ciudad más antigua del continente aún no tenga garantizado algo tan básico como el acceso al agua. Eso es parte del abandono histórico que prometemos cambiar”, sentenció el mandatario.

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El presidente anunció que esta fecha no debe quedar solo en celebraciones simbólicas, sino marcar un punto de inflexión en la inversión pública. Enfatizó que su gobierno trabaja para dejar proyectos estructurales que resuelvan de raíz las carencias de la ciudad, comenzando por el acceso al agua, la educación y la conectividad rural.

Arte y cultura como política de paz

Otro eje central de la conmemoración fue el componente cultural. Petro lideró la entrega de instrumentos musicales a niños y niñas de instituciones públicas como parte del programa “Artes para la Paz”, que ya beneficia a más de 600 mil estudiantes en todo el país.

“El arte es lo que expresa la humanidad. Saber, conocer y sentir van de la mano. La insensibilidad solo sirve para hacer bombas atómicas”, dijo el presidente, defendiendo una visión del sistema educativo que no solo enseñe contenidos, sino también sensibilidad y pertenencia cultural.

La ministra Kadamani calificó esta iniciativa como la más ambiciosa en materia cultural en la historia del país, y resaltó que Santa Marta será una de las ciudades prioritarias en su implementación, integrando a jóvenes de zonas rurales y urbanas en procesos artísticos y pedagógicos.

Un final simbólico: el concierto ‘Corazón del Mundo’

La agenda presidencial en Santa Marta culminará este martes 29 de julio con el concierto “Corazón del Mundo”, un evento que mezclará música, arte y mensajes de transformación desde el enfoque cultural y ancestral. Allí, se espera una nueva intervención del presidente, en la que reiterará su visión de Santa Marta como el punto de encuentro entre el pasado indígena y el porvenir de Colombia.

“Estos 500 años deben marcar el fin de una visión colonizadora y el comienzo de una era en la que el conocimiento ancestral sea guía para construir una sociedad en equilibrio con la naturaleza, la historia y los derechos humanos”, concluyó Petro.

Más que una celebración, su presencia ha sido una declaración política y simbólica: el futuro de Santa Marta pasa por reconocer la sabiduría de quienes siempre han estado allí.


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