Pelea por arroz chino termina en batalla campal: un hombre con la cabeza rota y todos sin almorzar


El hecho ocurrió este domingo en Santa Marta. La pelea se desató cuando un cliente, junto a su esposa, armó escándalo al notar que atendieron primero a otra persona. Lo que siguió fue una riña callejera con intervención masiva de la Policía.


Lo que parecía un simple reclamo por el orden de atención en un restaurante chino de la calle 30 se convirtió en una brutal golpiza que obligó a la presencia de más de diez patrullas. Un hombre terminó con el rostro bañado en sangre, su esposa fue conducida a la URI de la Fiscalía y nadie comió arroz.

La escena fue tan surreal como violenta: un domingo cualquiera, a eso de las 3:30 de la tarde, un cliente en estado de alicoramiento entró a un restaurante chino junto a su esposa. Todo marchaba “normal” hasta que notó que otra persona había sido atendida antes que él. Eso bastó para que el sujeto comenzara a insultar sin medida a una de las trabajadoras del local, al punto de intentar agredirla físicamente.

Lo que no sabía el hombre era que la joven no estaba sola. Su hermano también se encontraba en el restaurante y, al ver que la situación se tornaba amenazante, decidió intervenir. No fue con palabras, sino a punta de puños. En cuestión de segundos, el lugar pasó de ser un punto de venta de comida a un campo de batalla improvisado.

La pelea se trasladó a las afueras del local, en plena calle 30, donde volaron puños, gritos, empujones y hasta amenazas. El escándalo creció tanto que se vieron obligados a movilizar más de diez patrullas de la Policía para intentar calmar los ánimos y evitar que la situación se saliera de control.

El resultado fue una escena caótica: el hombre que inició la riña terminó con la cabeza partida y el rostro cubierto de sangre. Su esposa, igualmente alterada, también fue detenida. El hermano de la trabajadora, por su parte, también fue conducido a la URI de la Fiscalía. Ninguno salió bien librado, y mucho menos comido.

Además, según las autoridades, los involucrados no solo se fueron a los golpes, sino que también fueron violentos con los uniformados, lo que podría traducirse en comparendos, procesos judiciales y, de paso, una fama viral de la que no podrán librarse fácilmente.

Todo por un turno en la fila… y por un arroz chino que, al final, nadie probó.


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