Juan Sebastián Rodríguez y Estefanía López murieron en el brutal accidente entre Cambao y Río Recio en límites de Cundinamarca y Tolima. Su bebé de tres meses sobrevivió porque la madre usó su cuerpo como escudo en el instante del choque. La tragedia destrozó a la familia, pero dejó un milagro vivo.

La madrugada del sábado se convirtió en una escena devastadora en la vía que conecta Cambao con Río Recio. Un camión cisterna volcó de forma abrupta y dejó atrapada a una pareja de Palmira, Valle, que murió al instante entre las latas retorcidas del vehículo. Lo único que quedó con vida fue su bebé de tres meses, rescatado milagrosamente en medio del metal destrozado.

Juan Sebastián Rodríguez González y Estefanía López viajaban juntos cuando el vehículo perdió estabilidad y se volcó violentamente. El impacto fue brutal. La estructura del camión los aplastó sin dejarles opción de sobrevivir. Murieron atrapados, sin que los organismos de socorro pudieran llegar a tiempo para salvarlos.

Pero lo que estremeció a los rescatistas fue lo que encontraron segundos después: el bebé de la pareja seguía vivo. Estaba atrapado entre los restos del vehículo, justo detrás del cuerpo sin vida de su madre. Los socorristas creen que Estefanía cubrió a su hijo instintivamente en el instante del choque, recibiendo con su propio cuerpo todo el golpe que habría sido fatal para el pequeño.

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Ella quedó destrozada. Él quedó con vida.

Los bomberos trabajaron con extrema cautela para liberar al menor, que estaba consciente y respirando. Aunque fue trasladado de inmediato a un centro asistencial para descartar lesiones internas, los médicos confirmaron que llegó estable y fuera de peligro inmediato.

Mientras las autoridades investigan las causas del volcamiento, las familias de Juan Sebastián y Estefanía viven la desolación de perder a dos jóvenes padres en cuestión de segundos. El dolor es inmenso, pero en medio de la tragedia también se aferran al único milagro que salió de los escombros: un bebé que sobrevivió gracias al último acto de amor de su madre.

Una familia quedó destruida en la carretera, pero un niño de tres meses aún respira. Y eso —dicen los rescatistas— solo se explica por un sacrificio que no deja dudas: la madre entregó su vida para salvarlo.