«Pagas o te exploto»: la amenaza que terminó con un extorsionista abatido por el Gaula


Alias ‘Ali’, ingresó armado a un restaurante en el barrio Carrizal para extorsionar al dueño. No contaba con que lo esperaban agentes encubiertos del Gaula. Murió en medio de un cruce de disparos. Tenía antecedentes por homicidio y era prófugo de la justicia.

Javier Bracho Ochoa, de 24 años, cruzó la puerta del restaurante como si se tratara de una visita cualquiera. No iba a comer. Iba a cobrar. Con una pistola oculta entre la ropa y la amenaza lista en la lengua, buscaba intimidar —otra vez— al dueño del negocio ubicado en el barrio Carrizal de Barranquilla.

“O pagas hoy o te exploto de una”, dijo, sin rodeos, delante de los clientes. No sabía que algunos de ellos eran agentes del Gaula, apostados ahí desde horas antes, esperando su llegada.

La víctima ya había recibido suficientes advertencias, suficientes sobres con notas escritas a mano, suficientes mensajes de voz. No aguantó más. Acudió a la Policía, y juntos organizaron una trampa. El restaurante fue convertido en escenario de un operativo encubierto.

Cuando alias ‘Ali’ volvió por su dinero, no tuvo tiempo de reaccionar. Los agentes se levantaron de las mesas y se identificaron. El extorsionista sacó su arma. Hubo disparos. El caos se apoderó del lugar durante segundos eternos. Al final, Bracho Ochoa yacía tendido en el suelo, abatido. Ningún civil ni uniformado resultó herido.

Según las autoridades, el joven no era nuevo en el mundo del crimen. Tenía antecedentes por homicidio y estaba prófugo desde el 16 de marzo, cuando escapó de la estación de Policía del municipio de Sabanalarga. Pero lo más grave: estaba vinculado al asesinato de Mildrey Fernanda Cuadro Medina, una joven de 20 años asesinada en la invasión Nuevo Renacer el 28 de agosto de 2024.

Era un cobrador. Un hombre con precio en la mirada y amenazas en la boca. Esta vez, sus palabras fueron su sentencia.


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